lunes, 14 de enero de 2013

¡QUE NOS JODAN!.

De padres gatos, hijos mininos. Eso decían mis mayores cuando el hijo de alguien conocido como el mayor golfo del barrio, resultaba ser tan largo de manos y tan levantado de cascos como su padre; viéndole comenzar con pequeños robos y pequeñas ratonerías. En ese negocio tan lucrativo que es el de robar al prójimo, las segundas generaciones suelen acabar siendo, por la experiencia acumulada, unidas a las experiencias propias, más diestros que sus progenitores, aunque estos, como en el caso que nos ocupa, hayan demostrado ser unos “chorizos” de gran calidad. Y, más rápido y mejor se aprende, si el progenitor ladrón, a la vez, es la máxima autoridad en la provincia de la delegación de la empresa central y, a más a más, que dicen por Cataluña, es el jefe supremo de la tropa encargada de la vigilancia y seguridad de todos los valores de la entidad periférica. Y, si además el jefe de todo no cumple su máxima obligación, que es vigilar que las cosas en general transcurran por la buena senda y, particularmente, las cosas de más valor, y a las personas que oficialmente pone sus manos sobre ellas. Resulta ser orégano todo el campo.

Nunca se puede impedir al cien por cien que alguien, en un momento de asumible descuido en la vigilancia, teniendo en cuenta nuestra condición de humanos –aunque haya muchos que no lo parezcan- pudiera ocurrir que alguien, aprovechándose del descuido, hiciera malabares con unos cuantos euros, los que no tendrían fuerza desestabilizadora de la economía general. Pero, a lo que se debe aspirar como meta irrenunciable es a que la cosa no pase de anecdótica minucia.

Esa obligación de vigilia nunca se ha llevado a cabo por ninguno de los gobiernos habidos en España, desde el aterrizaje de la democracia. Todos los presidentes de esta mierda de sistema político –Democracia Inorgánica-, desde Suárez a Rajoy, pasando por los sociatas GonzaleX, y el memo del Bierzo, Zapatero, más el intercalado Aznar, lo que han venido haciendo para conseguir llegar a poner y mantener sus asquerosos culos en la máxima poltrona, ha sido venderles a los separatistas catalanes y vascos -sucia legión de chantajistas-, impunidad delictiva por apoyaduras circunstanciales y momentáneas; y siempre perjudiciales para España y los españoles.

… Y, estas son las consecuencias: cuentas multimillonarias, de imposible justificación, en paraísos fiscales o, “cuevas, donde los corsarios modernos entierran el producto de sus robos”; comisiones fraudulentas exigidas (4%) a empresas privadas, a cambio de licencias, por las máximas autoridades autonómicas y municipales; dación a dedo a familiares y testaferros, de grandes obras, autonómicas o municipales, de las que ordeñan exagerados beneficios; financiación fraudulenta de los partidos políticos; derecho de pernada en bancos y cajas de ahorro regionales. Como será de gorda la cosa que ¡hasta Adrianséns!, feroz crítico del “franquismo”, proclamó en Onda Cero que los ministros de Franco no robaban. Que Adrianséns llegue a esa conclusión, no es por generación espontánea; su opinión, a casi cuarenta años, es una opinión científicamente elaborada, guardada en algún bolsillo de su cerebro que, en Onda Cero, aquel día, y a su pesar, expuso ante el escándalo de los demás tertulianos que, como única respuesta, y en clara exposición de su falta de inteligencia y preparación, solamente usaron el viejo y falso mito de “la collares”, refiriéndose a doña Carmen Polo de Franco, que llevaba sin pagar piezas de las joyerías que visitaba. Y, es que en España, en estos momentos, hay una gran parva de HIJOS DE PUTA. Con perdón de las señoras putas, seguramente más decentes que las madres de aquellos seres.

En los diarios, todos los días, vienen hablando de los sucios, según los diarios, negocios de la familia Pujol; el viejo Jorge, la señora Ferrusola y su nutrida prole – demostrado que son mucho más eficaces en sus enjuagues, que los papis-; son como la Familia de Vito Corleone, a la española, a la que se les unen las del aspirante a apátrida, sin la excusa de haber nacido en Cataluña, del “jesuita falso” José Antonio (¡que mal uso de ese nombre!) Durán y Lérida y la del intelectualmente menguado Arturo Mas, y... quizá porque a los españoles, de tanto ver como los golfos nos roban, incluyendo el desvalijando de las arcas del Estado, nos ha salido callo en el cerebro y, como zombis, nos movemos de un lado a otro, aceptando la cosa con resignación borreguil. ¡Que nos jodan!

No hay comentarios: