jueves, 6 de diciembre de 2012

LA MADRE DE TODAS LAS INCONGRUENCIAS.

La incongruencia es la ciencia de los incompetentes. Y, las incongruencias de quienes el azar les coloca en lugares equivocados, son las formas de gobierno de políticos incompetentes. Esto, que con paciencia franciscana estamos viviendo en España, es prácticamente igual, en los países que han asumido como mejor forma de gobierno la Democracia Inorgánica. No hace falta más que asomarse con ganas de escuchar atentamente a cualquiera de nuestros políticos, para descubrir que no hay congruencia en su discurso puntual, ni en su proyección de futuro. Las ocurrencias del mismísimo presidente del gobierno, de cualquiera de sus ministros, son como dos trenes que en direcciones opuestas discurren por la misma vía. Son gentes que, con inusitada tozudez, quieren soplar y sorber la sopa al mismo tiempo, y sabido es que eso es imposible, por mucho que se esfuercen.

Desde el ministerio de Trabajo y Seguridad Social, se habla de luchar por el desempleo juvenil, al tiempo que se sube la edad para alcanzar la jubilación. ¿Es esa la manera lógica de conseguir que los jóvenes lleguen a entrar en el mercado de trabajo? Si; en el de Alemania. Allí es donde nuestros jóvenes mejor preparados (con nuestro dinero) irán a ayudar a crear riqueza; allí es donde nuestros jóvenes han de buscar la manera de crearse un futuro que aquí, sin medidas especificas, el futuro al que se ven condenados es el sobrevivir a expensas de los padres, si es que son de los pocos trabajadores que van quedando en activo; o si a estos no les alcanza por estar en el paro, no les quedará otro recurso que arrimarse a la pensión de los viejos abuelos, los que se la ganaron durante el gobierno de Franco, cuando incongruencia era una palabra sin significado.

El ministro Wert se ha enzarzado en un problema de difícil solución porque, aunque él quiera verdaderamente acabar con él, desde la alta dirección del Partido Popular, no lo quieren tanto. El asunto del idioma español en Cataluña, solamente se puede solucionar por imposición, haciendo que las autoridades autonómicas cumplan a rajatabla la sentencia del Tribunal Supremo, que también en este caso, es la autoridad que defiende los derechos de las personas que, en España (que aunque unos cuantos gilipollas no lo quieran, Cataluña es España), quieren educarse en el idioma principal. Y, aquí viene, como no podría ser de otra manera, la incongruencia de turno: “si en la enseñanza pública en Cataluña no se cumple con la enseñanza en castellano, los padres podrán llevar a sus hijos a colegios que les den castellano y que los gastos lo pague la Generalidad”. Este discurso, no es congruente con “Confío que seamos capaces de restablecer el diálogo en éste y otros temas”. Si tanto el Tribunal Supremo como el Tribunal Constitucional han fallado a favor de que el castellano (español) conviva con el catalán en igualdad, lo que desde el ministerio de cultura cabe hacerse, es obligar, con toda la fuerza de que esta dotado el Estado, a sus representantes en Cataluña, a que cumplan con la ley. Y, si no lo hacen, ni ejercito ni policía, inhabilitación. Pero no; en Cataluña se seguirá empujando a nuestro idioma, hasta hacerlo desaparecer, y el señor Rajoy, para mayor gloria de la incongruencia, no cumplirá con el mandato constitucional de velar por el castellano porque, en su intrínseca inseguridad, piensa en que algún día podría necesitar a los nacionalistas, aunque solo sea para mandarles, a los muy asquerosos miembros de CIU, los millones de euros que solo sirven para alimentar sus ensueños aldeanistas.

El gobierno del PP da 75 millones de euros para que se cambien los vehículos de más de 12 años, mientras a la Cultura se penaliza con el 21% en el Impuesto del Valor Añadido. Eso, además de incongruente, es una necedad de gran tamaño que, ni siquiera a mí, se me habría ocurrido.

Es una incongruencia, también de gran tamaño, que la señora ministra de Trabajo y Seguridad Social reconozca el sacrificio de muchos cientos de miles de jubilados, haciéndose cargo de sus hijos en paro, mientras su colega del ministerio de Hacienda, el señor Montoro, se pasa por el forro de sus… caprichos, la revalorización de las pensiones, después de haber dicho que habría tal revalorización.

No es que los ministros de este gobierno de dediquen a coleccionar incongruencias, que también; lo cierto es que todo se resume en una incongruencia que es la “monda en verso” o la madre de todas las incongruencias: El PP.

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