martes, 31 de julio de 2012

SOLUCIONES DE "TBO."

Unos estamos deseando empezar las vacaciones, por recuperar las fuerzas que durante el año hemos ido perdiendo en cada jornada laboral y otros, el gobierno del señor Rajoy, tal vez porque solamente lleva currando siete meses, ha decidido acortar sus vacaciones veraniegas, para, según dicen, seguir trabajando y de vez en cuando reunirse (¡Que peligro!). El caso es no dejarnos tranquilos con su amenaza, ni siquiera durante el acalorado mes de agosto. Con lo tranquilos que estábamos los españoles creyendo que los políticos, gobierno incluido, durante ese periodo, no harían nada que agravase aún más nuestra delicada situación. ¡Adiós cervecita con aceitunas rellenas de anchoa!

La capacidad de cometer o decir estupideces es la normalidad del estúpido/da. El caso que hoy os traigo a vuestras pantallas, es el de un estúpido pluscuamperfecto, creador a troche y moche de estupideces de gran volumen y de máxima calidad en la especie ¡Suenen fanfarrias¡ con todos vosotros; llegado en el tranvía más caro del Mundo, el mismísimo Invictus, Tomás Gómez. Aquí, el amigo –que tié tela-, ante la proposición del gobierno de Madrid, de que los niños, estimando las dificultades económicas que podrían tener algunos padres, podrían llevar la comida hecha en sus casas y así ahorrarse los 90 euros que viene a costar la que se sirve en los colegios, ha puesto en marcha su producción de estupideces, y sin encomendarse a Dios o al Diablo, con su facilidad de equivocar conceptos, ha soltado por su boquita de rana, el que con esa medida se demuestra la clase de educación que pretende el Partido Popular de Madrid, haciendo que los niños acudan al colegio con la comida en un tuperware. Este impresentable se debe creer que el llevar los niños la comida de casa les impide aprender la lista completa de los reyes godos o los ríos y sus afluentes de España. Cuando él nació se abortaba en Londres.

Como suele ocurrir con demasiada frecuencia ante cualquier tipo de problema de difícil diagnostico y complicada solución, aparecen los listillos con las famosas soluciones que solían venir en el más clásico de los comic, el TBO. El problema que nos acucia a España y a los españoles, como estamos comprobando, no es un problema cuya solución la podemos encontrar en la trasera de la hoja del Calendario Zaragozano ¡Ni mucho menos! Pero, para los listillos la solución está ahí, ante nuestras mismísimas narices y, lo que resulta más extraño, ante las mismísimas narices de todos los miembros del gobierno. ¿Tenemos un problema? ¿Vosotros, mis queridos camaradas y amigos, creéis que tenemos un gran problema? Pues, hay quien propone la sencilla solución de dar de baja a los viejos partidos, incapaces de hallar soluciones, y crear uno o dos partidos de nuevo cuño; eso si, que sepan solucionarnos la papeleta que tenemos sobre nuestras cabezas y bolsillos. En pocas palabras, renovar nuestro más activo parque delincuencial, por otros, que en pocas jornadas dejaran pequeños a los anteriores.

La solución no es cambiar a Luis Candelas por los siete niños de Écija; la cosa seguiría estando chunga; lo imprescindible es cambias el continente, ya que si tiramos a la basura el continente, con él, también irá el contenido. Hay que desterrar el sistema. Un sistema político que no exige ninguna clase de currículo para administrar hilos tan delicados e importantes que deberían hacerlo funcionar con alto grado de perfección, no merece ningún crédito. Por lo tanto, la solución de los grandes males que están afectando a nuestra Patria, no tengo ni la más remota idea cual pudiera ser, pero de lo que no me asalta la menor duda de cual es el mal que los ha traído y los ha enquistado: la maquinaria que conforma, como una albóndiga de carne putrefacta, la práctica totalidad de las instituciones del Estado; si es que hay alguna que se pueda salvar, que lo demuestre.

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