viernes, 27 de abril de 2012

¡TIENE PELOTAS LA COSA!.

Las lágrimas fluyen como dos ríos Manzanares de mis entristecidos y cansados ojos, inundando el teclado del ordenador donde estoy escribiendo, ahogando al tiempo que pulso la a, la be, la ce y, así, hasta la zeta, y todos cuantos signos tiene, incluyendo el ratón.

¡El Real Madrid ha caído eliminado de la Champions league! El Mundo se hunde bajo mis pies, en la más profunda de las simas. Mi yo más querido, por mí, naturalmente, se va con él a esa negra oquedad infinita. Mi luto es un luto rigurosísimo; la camisa, los pantalones, los tirantes y, por si no fuera lo bastante riguroso, también son negros los calzoncillos, por supuesto, largos por el frío. El dolor en el interior de mis entrañas, me ha llevado a teñirde negro con pintura “Titanlux” todas  las plumas de Carusito, el canario flauta y, el pobre animal, viendo mi pena, ha decidido dejar de trinar y retrinar como de costumbre, para en solidaridad, desde el miércoles (negro) por la noche, pasar a entonar la Patética de Beethoven, desde que abre el día, hasta la llegada de la noche, mientras que, junto a las tristes notas va dejando escapar continuamente pequeñas lagrimitas desde sus redondos ojillos. Las ventanas de mi casa, todas, tienen las persianas a media asta, para hacer público mi duelo. Desayuno café negro; como calamares en su tinta, y hasta he puesto un crespón negro en el asa de la bacinilla y, cuando hago pipí, empujado por mi dolorido sentimiento, la emprendo a llorar a moco tendido.

¡Qué pena penita pena!
Pena de mí corazón;
Este año, el Madrid, de mis entretelas;
Tampoco será campeón.

Las penitas que me invaden,
Son unas penas muy malas,
Las causas, que las causaron,
Fueron causas alemanas.

Espero que este dolor, insoportable dolor, vaya perdiendo intensidad; difuminándose a la mayor brevedad, para que mi desvencijado cerebro vuelva a regir con su anormalidad tan propia, ya que en esta situación, no hay nada que me ponga; nada que me interese; nada que me incentive. Por poner unos breves ejemplos: si oigo a la Valenciano diciendo las estupideces de costumbre, nada; como si su charla incompetente e improcedente fuera la ventosidad de una vaca-burra paciendo en la floresta; si oigo al tontimemo Tomás Gómez amenazar con algaradas callejeras, como si fuera el famoso flautista del cuento, nada; pasa por mis oídos como el rumor fétido de ese “viento dueño de la Tierra”, salido de la boquita de piñón del Tonto de Castilla; si oigo al ministro del Interior, señor Fernández, decir la barbaridad que supone contra las víctimas del terrorismo, el que a los terroristas se les “premiará” con variados reconocimientos, tras su “renuncia y condena” a ETA, con unos cursos de, “acercamiento a la Democracia, y buenas costumbres”, prologo a… nada; es como si a mi lado rebuznara una burra andorrana, que creo, por lo que dicen, que tiene un rebuzno muy jodido para la sensibilidad del oído humano.

En fin, queridos camaradas y amigos/as, algunos tan sufridores como yo, que mi orgullo de ser español, alto y guapo, de la extrema derecha y madridista, por culpa de una maldita pelota que no quiso entrar cuando debió hacerlo, se ve un pelín descolorido, aunque no cuarteado. ¡Tiene pelotas la cosa!

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