jueves, 16 de febrero de 2012

NO PUEDE SER QUE ESTE BIEN.


Esto ya ha dado todo cuanto tenía; este sistema, extendido por Europa y América, ha quedado obsoleto, por mucho que se empeñen en estucarle la fachada. La Democracia, que siempre tienen en boca, en vez de ser un sistema en el que participan todos, se entiende, con las mismas posibilidades, ha resultado ser una herramienta separadora, que ha servido para auspiciar a unos pocos, en detrimento de los muchos. El sistema, que empezó con una fuerza extraordinaria, se decía que era el sistema político del pueblo, para el pueblo, con el paso de los años va enseñando sus vergüenzas: prima el egoísmo; unge a la mediocridad; bendice el enfrentamiento desde los partidos políticos; abraza el cohecho; acuna la desigualdad; legaliza la mentira y, cuando asoman las dificultades que por su ADN crea, no es capaz de encontrar la solución. 

Hay quien cree que todos los sistemas políticos son buenos, mientras no los estropea el hombre. Particularmente, eso me parece una chorrada. El comunismo, hijo del socialismo o viceversa, jamás puede ser un buen sistema, ya que su nacimiento vino al mundo a lomos del sanguinario odio, no de los más necesitados, sino de las medianías rencorosas e incapaces de medrar; de los cerebros cocidos en el agrio caldo del resentimiento; de los envidiosos de los logros de los dedicados al esfuerzo; de los holgazanes que quieren vivir de la sopa boba; de los traidores a los hombres y a las patrias; de los taimados de baja estofa; de los buscadores de culpas ajenas que justifiquen su vacuidad; de los que se aprovechan de la inteligencia ajena; de los navajeros que buscan pechos donde clavar la navaja; de los amigos de lo ajeno; de los Carrillo; de los Llamazares; de las Ibárruri; de las brigadas del amanecer; del tiro en la nuca; del aborto; de la eutanasia; etc.

Otros dicen que el capitalismo es el mejor sistema, ya que se basa en el libre mercado, donde cada cual, con su esfuerzo, puede llegar a donde se proponga. Esto es otra chorrada, tan maligna como la anterior. El capitalismo no es un bien expansivo, sino todo lo contrario; quien crece una mica al lado del capitalismo es porque lo paga con gran esfuerzo, el necesario para hacer aun más rico a ese mal vecino. El capitalismo se extiende por la tierra y, como la carcoma, va engullendo cuanto de valor encuentra a su paso, sin importarle las consecuencias. El capitalismo es un ser sin patria; sin más arraigo que el tiempo que emplea en esquilmar el lugar en el que se encuentra; después, emigra a otro filón, del que se irá del mismo modo y manera: tierras abrasadas.  

Hay un tercer grupo, los liberales, a los que todo les parece bien. Otra chorrada de las mismas características que las anteriores. No, todo, puede ser que esté bien. Y, no puede estar bien que se justifique un sueldo, pareja de la esclavitud, por que ello abrirá la posibilidad de que con el mismo dinero, se pueda contratar a tres trabajadores, que aparecerán como un logro en las listas del empleo; no puede estar bien que un trabajador, por perder su empleo, sea desahuciado de su casa, dejándole en la vía pública como un perro sarnoso; no puede ser que esté bien que haya gente que muera de inanición, mientras haya quien se gasta mil euros en una botella de vino, para acompañar una cena de casi otros mil euros; no puede ser que esté bien que, mientras unos duermen confortables en un colchón de plumas de ganso o “Pikolín”, otros duerman al raso, víctimas de la crisis o del empresario tramposo, que hunde una empresa al tiempo que levanta otra; no puede ser que esté bien el apoyo a las grandes superficies, dejando desamparado, cundo no atacado, al pequeño comercio; no puede ser que esté bien que, por no aplicar adecuadamente la ley impositiva, o por su mala naturaleza, los ricos continúan su carrera, siendo cada día más ricos, mientras la clase media se va empobreciendo, a la misma velocidad que va creciendo la marginalidad.   

Un cuarto grupo, el anarquismo. Esta es la chorrada utópica que forma el cuarteto. Este sistema que reivindica la falta de autoridad, éter, falsamente romántico donde se desenvuelve: ni dioses, ni amos, ni reyes, ni maestros, ni lacayos. Supresión de cualquier atisbo de autoridad; el mundo asambleario, en el que no existe el bien o el mal, por no creer en baremos que lo cuantifiquen; teóricamente basado en el conocimiento natural de cada una de las personas, puesto al servicio de los demás. Y, los demás, están obligados, por si mismos, ya que no exista la autoridad, a aceptar el conocimiento ajeno, como la mejor de las luces que les hubiera podido alumbrar. Pero no admitido como ciencia a seguir, por no estar obligados a seguir magisterios que les instruyan, si no de decide a través de la asamblea.

Pero también, como no, hay otros, los románticos patriotas, que pensamos que el ser humano es portador de valores eternos, y que esos valores, han de ser la punta de la pirámide que gobierne nuestras vidas, encabezados por la Justicia, para que avale, vele y ampare los derechos de todos. Respeto; amor; sinceridad; honradez; responsabilidad; honestidad; humildad; tolerancia; amistad: son los valores que apreciamos los que nos encuadramos en este sistema, además de respetar la vida; amar la libertad; aceptar la propiedad privada; pedir que se nos defienda en nuestra razón; alcanzar un puesto de trabajo donde ganarnos el sustento dignamente; se nos de la posibilidad de acceder a una vivienda suficiente; a la enseñanza de calidad, y en todo su recorrido; disfrutar de una sanidad de garantía. Estas cosillas, y, algunas más, son las que nos gustaría que un próximo gobierno, de ese sistema, nos garantizara. 

No hay comentarios: