viernes, 17 de mayo de 2024

ESPERPENTO.

Esta nauseabunda aristocracia política entreverada con el peor material humano de cada casa, además de otras muchas desgracias, ha convertido España, en la máxima potencia del conspirativismo mundial.

Conspiración es la “ciencia” más en boga en este país, y hasta me arriesgo a decir que igual en el resto del mundo pues, al no necesitar profundos estudios en gruesos libros para su práctica, lo mismo que ocurre en la política, lo tenemos fácil encontrar  en este momento, también puede habilitar hasta al mayor imbécil, el individuo más inútil; el menos inteligente, el más gilipollas, el más degenerado puede alcanzar a su más alto grado.

¡Eso es lo que hace a semejante “ciencia” ser la más perniciosa, al tiempo que la más utilizada -¡mucho más que la Medicina! en todos sus variantes- de cuantas maldades nos ha traído esta Democaca; esta Babel; este esperpento que no entendemos, que se nos escapa a los ya pocos españoles que vamos quedando de aquellos a quienes, de manera sencilla, con la necesaria tranquilidad, fuimos capaces de emplear el cerebro para lo que fue creado: entender que para exigir unos derechos lo primero es demostrar que se merecen. Y así lo hicimos durante casi cuarenta años que transcurrieron desde abril de 1939 a noviembre de 1975.

Los españoles de aquella época, para que quede claro, vivíamos -me refiero a los decentes y respetuosos;  las personas de bien que se decía-, sin la intranquilidad que produce el temor a la “existencia” de un mal indefinido en su estética; de un horroroso monstruo de múltiples cabezas que, llegado un momento, tomando una de las infinitas formas y maneras, fuera capaz de atacarnos con la gravedad de alguno de los muchos grados de los que se compone su poder:

Los ancianos, jóvenes de aquellos tiempos, como preocupación en la niñez teníamos las notas del “cole”. En la adolescencia los estudios universitarios o el comienzo en una profesión, unos por acabar su carrera, los otros por alcanzar la maestría en su profesión. Y tanto unos como los otros, una vez cumplido su “Servicio a la Patria”, casarse y formar familia propia. Después, con el paso de los años esperar en su casa, pagada cada mes con el fruto de su trabajo, la llegada de la jubilación y disfrutar de los nietos.

Hoy, insisto, esta Democaca, este ejemplo del Mal Total, utilizando al “Chulo del Ramiro” como su particular “Can Cerbero” mamando de su mala leche, amaga el golpe a diestro y siniestro utilizando la acusación (ministerio de Hacienda) a quien la discute, de ser miembro activo de “la Gran Conspiración”, cuando todos sabemos que son ellos quienes la pastorean y usan para tapar sus tropelías y desvergüenzas.

Eloy R. Mirayo.


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