jueves, 28 de abril de 2022

MEMORIA AMORDAZADA.

Me tiro con fuerza de los pelos de mi reluciente calva, presa de la desesperación que me produce, con tantos años que tengo vividos, la incomprensible visión de las cosas y los casos de alguno, no pocos, de mis compatriotas.

No es que les falle la memoria, sino que la memoria que en algunos momentos les resulta incomoda para su discurso, la amordazan y la almacenan en el punto más lejano de sus cerebros. En este mismísimo momento, en sus explicaciones, se advierte con nitidez la certeza de que su memoria está amordazada, atada y con una enorme bola de hierro esposada a una de sus piernas, para impedir que el cerebro les pudiera hacer la "mala jugada" de acercársela desde donde se conserva, en su más lejano punto geométrico.

"Bildu (la zurrapa de ETA instalada en el Hemiciclo del Congreso de los Diputados de España, vigilando por si hay que volver a las andadas) es el único partido político que hoy, en el Parlamento, ha actuado con patriotismo votando a favor del decreto Anticrisis, propuesto por el gobierno". También se escucha sin que a quien lo dice se les caiga la boca contra el pavimento que "gracias a Bildu las cosa en este país van a empezar a mejorar". Y siguiendo esa... extraña línea argumental defiende la "altruista acción de Bildu con su voto de ayuda a los españoles". 

Españoles como tú, Rafael Estremera, como tú, Jorge Cutillas, o como yo. Lástima que no puedan gozar de tanto esos que murieron por un tiro en la nuca, por la explosión de una bomba lapa, por la voladura de un cuartel, etc.

Ese es el resultado que extraen de ese suceso vivido en el Congreso, sujeto a oscuras artimañas cuyo resultado habremos de pagar muy caras, aquellos españoles que acomodaticios, regateando el trágico recuerdo de unos hechos gravísimos (853 asesinatos en 3.500 atentados y una larga lista de lastimados, física o económicamente) intentan hacernos creer que el milagro, si lo fuera, es cosa del magnánimo Satanás. 

Llevamos, dentro de nada, cincuenta años nadando contra corriente y, por si fuera poco el castigo, desde hace cuatro años, se nos está obligando a hacerlo en un encabronado mar  batido por la torpe, pero muy ambiciosa mano de unos cuantos golfos y golfas, merecedores de la peor de las suertes ante la Justicia. Casi cincuenta años de padecimiento y por un decreto de anticrisis presentado por el mayor embustero y tramposo del reino en compañía del mamporrero vasco, que ya veremos cuando arranca, se nos pide que alcemos en los brazos del agradecimiento a esos ase... en paro pero ¡preparadísimos!.

Y es que con este tipo de ocurrencias no tengo mas remedio que seguir tirándome con fuerza de los pelos de mi reluciente calva.

Eloy R. Mirayo. 




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