martes, 8 de octubre de 2019

ACORDARSE DE QUE EXISTEN.

Los jubilados han de tener paciencia y no empezar, como si hubieran perdido la cordura, a gastar euros y más euros a crédito pensando pagar después de la subida de diciembre, contando con lo prometido por el "trolero en funciones". 

La cosa siempre es igual: los imbéciles no se enteran de su imbecilidad, porque están seguros que los imbéciles somos el resto de personas. 

Bueno, es cierto que hay mucho Imbécil, pero son los que votan al rojerío, creyendo que todos por su turno, tendrán derecho a chalet en la sierra madrileña.

No es la subida de nuestras pensiones (puro teatro), 

como debe estar pensando el memo en funciones, lo que nos preocupa a los jubilados, sino lo desproporcionado que nos resulta las tasas e impuestos a pagar a las tres instituciones del Estado (ayuntamientos, autonomías y gobierno nacional) que graban los productos de primera necesidad, dejando fuera lo alimenticio que son, por no ir más lejos, el asalto que se perpetra anualmente contra nuestra economía desde los ayuntamientos, con el impuesto del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles); y los impuestos que graban por encima del 50% la factura de la luz y del gas.

Hay quienes a través del IBI, agravado por las últimas subidas amparándose los ayuntamientos en la subida de las viviendas en el mercado, han desembolsado más dinero que el actual valor del sencillo piso, que es únicamente su vivienda, derecho que avala nuestra Constitución (Título I. Derechos y Deberes Fundamentales. Artículo 47. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada).

No es una empresa industrial ni un comercio que genera riqueza a sus dueños; es simplemente la casa de los años 50-60 en el madrileño barrio de San Blas, que un matrimonio uniendo las dos jubilaciones juntan 1.000 y poco pico euros al mes, y tiene que pagar de IBI 270 euros. Y en cuanto a la utilización de la luz eléctrica, ya se están dando casos de hogares de jubilados que utilizan un cable largo con una sola bombilla de 40W, que la desplazan a los lugares de la casa donde imprescindiblemente necesitan utilizar la luz. Los radiadores de la calefacción son simples adornos sin misión que cumplir pues el gas que da candela a la caldera, solo se utiliza para cocinar, cuando hay que que cocinar, pues no todos los días.

La subida que el "trolero en funciones" ha lanzado al estrellato de sus ofrecimientos prevotacionales, más que una ayuda a la jodida economía del jubilado, es una absoluta amenaza pues, subordinada al IPC (Indice de Precios al Consumo) cuando el consumo nacional está en recesión, podría ser que algún jubilado pudiera pensar que sea una ¿cómo es la palabra? Ca... Ca... C... Ah, sí ¡una cabronada!.

Mucho mejor sería, si es que sus conocimientos (que son los de sus asesores) en la alta dedicación de la gobernabilidad de la nación y la UE se lo permiten, bajar los impuestos, tanto los directos como los indirectos, y frenar los precios y, emprender la tarea de encontrar la fórmula que anule la consecuencia de que quienes más sufran a la llegada de las crisis negativas (en las crisis positivas no) siempre san los más indefensos, obreros y jubilados; acordándose de que existen. 

Como Teruel.

Eloy R. Mirayo.




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