lunes, 7 de mayo de 2018

COSAS DE LA VEJEZ.

Desde Cádiz, pegaito a las frías aguas atlánticas llego a la plácida 

Muy cambiada a mejor la encuentro desde mi última visita. Da gusto pasear por su calles escuchando, saliendo por una venta o balcón, en algún momento, el alegre sonido de sus fandangos; lo que no quiere decir que esa música sea el sonido natural de la ciudad, pero sí una de sus señas de identidad. Como toda ciudad importante tiene sonido propio.  

Nunca, desde mi primera visita, me ha costado trabajo llegar a sentirme onubense, los paisanos con su amabilidad y cortesía siempre me lo hacen sencillo y agradable. Pero es algo absolutamente nacional. Cuando comencé este periplo me llegue a creer que yo, únicamente era quien tenía la facultad de adaptarme al medio; pero, después de volver a vivir en todas estas maravillosas ciudades que conforman nuestro mapa he comprendido que son ellas las que me acogen y arropan con su cariño.

En cuanto a lo que un turista debe ver, ni os cuento. Y, a pesar de que se me pueda tildar de pesado yo sigo proponiendo en primera visita

la Catedral, Nuestra Señora de la Merced, que como se puede ver en la foto, es muy bonita. Pero insisto en decir que lo mejor es perderse por la ciudad descubriendo museos, parques, y toda clase de monumentos como el levantado a la Fe Descubridora, como homenaje a Cristóbal Colón. 

También, sin necesidad de moverse de la ciudad se puede disfrutar de joyas de la Arquitectura como la Sede del Ayuntamiento, la Plaza de Toros, el Gran Teatro, el palacio de las Conchas y un larguísimo etc,.

Y, a la hora de cargar las pilas ¿qué os apetece? Unas Coquinas de Huelva al ajillo, de entrada, una riquísima Corvina a la Plancha, de segundo asalto y de postre, estos riquísimos Gañotes. 

Pero antes de todo eso, no hay más remedio que "pegarle un palo" a una maravillosa ración de gambas blancas de Huelva, acompañadas con la fresquita cerveza que sea necesaria.

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¡De momento nos hemos salvado! Así es; de momento, al menos hasta 2019, nos ha pasado rozando, pero no nos ha dado, la posibilidad de que un "ex hermano lego corazonista", huido del convento bajo los efectos de "una crisis espiritual", se sentara en el sillón presidencial de la Autonomía de Madrid; único sillón presidencial que parece estar hecho para que cualquier culo venido de fuera de los límites territoriales madrileños, se asiente para gobernarnos a "gatos y gatas", sin entendernos, sin comprendernos y, posiblemente, sin tener por nosotros más sentimiento que el de satisfacer su ego y su bolsillo. Disgusto gordo que el "señorito Pepis" (Pedro Sánchez) arrima a los muchos disgustos que lleva sufridos, a los que se unirán los venideros. 

Ahora es pronto para que los madrileños puedan llegar a valorar la bondad que supone que el PP y Cs hayan llegado al acuerdo de dejar las cosas tal cual, después de la dimisión de la señora Cifuentes. De esta manera, con el mismo equipo de gobierno, la progresión positiva que se está logrando, no se parará, como habría ocurrido si las

Huestes Rojas (Podemos), que irían camufladas tras el mascarón de proa, 

hubieran tomado el gobierno de la Joya de la Corona de España (Madrid).

Los madrileños, como "gatos" que somos, deberíamos tomar el empleo, y huir al galope tendido del agua fría. También esos pobres desgraciados que dicen ser socialistas porque, ni siquiera ganando el sillón para el ex hermano lego, coaligandose con los rojos podemitas, serían gobernados por los suelos, ni aunque hubiera en Ferraz -que no-, gente con la necesaria inteligencia.

Siempre me ha llamado la atención la poca dignidad que algunas personas vienen demostrando, a pesar de sus títulos universitarios y sus muchos años de ejercicio profesional. No son capaces, ni siquiera, de respetarse a sí mismos con tal de "salir en el telediario".

Y ahora

el "opositor", que va con el no por delante. Cosas de la vejez.

Eloy R. Mirayo.

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