Hoy, saliendo de Huelva, mis zapatos me ha llevado hasta las mismísimas puertas de la Catedral-Mezquita de Córdoba "La Sultana".
¿Qué hacer si uno tiene la suerte de aparecer en tan extraordinario lugar? Pues subir en un coche con caballo procurando que sea el más cómodo, y recorrer, con la explicación turística de quién gobierna desde lo alto del pescante, algunos de los barrios -entre ellos la Judería- de casco antiguo de la ciudad.
En este caso, no cabe excusa alguna, que no sea por contumaz gilipollez. Pues si hermoso es este bosque de columnas
qué decir de este maravilloso Retablo, aunque solo se le mire como algo artístico?.
Y, ya en la calle, fuera de la Divina influencia de la Catedral-Mezquita, nuestra Córdoba es capaz de ofrecer ¡lo que no está en los escritos! Yo, si fuera la primera vez que visitase Córdoba, me pondría un gran babero, para impedir que la caída de baba ante tanta belleza, me echara a perder la ropa. La Plaza del Potro; la de la Corredera; el Museo de Julio Romero de Torres; el Arqueológico; el Palacio de Viana; el Alcázar de los reyes y sus delicados jardines; la Calleja de las Flores, un lugar precioso gracias al talento decorativo con que los vecinos florean las fachadas de sus casas; y no sería capaz de reseñar cosas meritorias que ver, aunque a ello me dedicara una semana entera.
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Hacerse político, es el consejo que desinteresado ofrezco a toda clase de sinvergüenzas que hayan puesto su empeño en ejercer modelicamente la popularísima carrera profesional de robar, robar y volver a robar de las distintas formas y manera que el longevo oficio, a través de los siglos, apoyado en la creatividad humana (en ese oficio no existe discriminación por sexo), ha sido capaz de ir creando.
Las leyes que los legisladores democaquitos españoles han venido poniendo en manos de la Justicia, hay que reconocer que demuestran con claridad meridiana que están pensadas desde la perspectiva de unos simples militantes de los partidos políticos hijos de esta Democaca y, siendo precisamente de ahí de donde proceden esos legisladores, nadie podría acusarnos a las personas decentes, de visionarios malignos, por haber llegado a entender y expresarlo públicamente, que las leyes que ellos ponen en manos de los jueces, es material "chungo" de auto-defensa:
"Fiscalía pedirá penas más bajas para Correa, el Bigotes y Costa por sus confesiones" (noticia recogida de El Confidencial). Y no es caso único; solo el más reciente.
Por eso; siendo militantes de uno de los partidos políticos al uso (más parecen algunos la Cueva de Luis Candelas) cuando fueran apresados por la Policía o Guardia Civil, aunque la sentencia prevea largas sentencias, aún les quedaría el "comodín de la Fiscalía". Igualito que a los delincuentes de la Gürtel.
Se hacen públicas algunas sentencias (conocidas muchos días antes de ser dictadas por los jueces), y enseguida sale la "chusma" encabezada por la imprescindible Batukada, gritando consignas "rojas" contra los profesionales de la judicatura, como si ellos pudieran cabalgar sin freno, como hace muchos años, por los rectos caminos de la Justicia. Ese es una costumbre, como los regalos de los hijos el día de la Madre y del Padre (este bastante justificado en esta época por desconocimiento)
y la de fumar, de las que ya solo va quedando un muy difuminado recuerdo.
Es posible que alguien crea que no siento respeto por el dignísimo Cuerpo de Fiscales; estarían muy equivocados; mi falta de respeto es por quienes les ponen en posición de tener que negociar con delincuentes lo que en muchos casos, quizás en todos, está en contra de sus principios morales.
Eloy R. Mirayo.
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