martes, 10 de abril de 2018

UN MÍNIMO DE DECENCIA.

Como podéis ver, desde Teruel he pasado a la bella ciudad de Lérida que, como todos sabemos, es una de las cuatro capitales de nuestra querida Cataluña. 

Recuerdo que mi primera visita, muchos años atrás, la hice junta a mi mujer, Julita, y mis padres -que seguro están en la Gloria-, a bordo de mi primer coche; un SEAT-600, comprado de primera mano. Es bueno saber que la provincia de Lérida con sus más de 12.000 Km2 de extensión es la más grande de las cuatro, llegando, como ya sabéis, hasta incrustarse en los mismísimos Montes Pirineos.

Las visitas se pueden hacer de dos maneras absolutamente diferentes. Una, como lo haría un turista; un "guiri" cualquiera, siguiendo sin salirse de las "señales", una de las rutas que se recogen en cualquiera de las agencias de turismo; o, como lo hago yo: caminando en la dirección que me marcan mis zapatos. 

Julita y yo, también vemos y disfrutamos mucho admirando los monumentos; sus estilos arquitectónicos; su estética y su riqueza si se trata de algunos museos pero, cuando caminando mezclándonos en el ambiente de la ciudad en la que estemos, sus monumentos; parques; jardines; museos etc., no nos hace falta buscarlos porque nos salen ellos al encuentro. La Catedral, el antiguo Hospital de Santa María, la Iglesia de San Martín...

Y cuando nos vamos, lo hacemos plenamente satisfechos porque, a la ciudad o pueblo de donde hemos sido durante unos días, nos la hemos comido, bebido y nos llevamos su aire en los pulmones y su particular sonido en los oídos. Así me iré de Lérida, habiéndome comido entre otra exquisiteces, unos riquísimos caracoles puestos en la plancha, untándolos en alioli, con un vaso de buen vino. Será que no hay vino en Cataluña.

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Pelea en la cancha del Reus de hockey por gritos de "Puta España" (recogido de 20 Minutos).

No todo se ha perdido; aunque muchas veces lo parezca. La chulería pueblerina de los separatistas, siempre debería tener la gallardía y hombría de bien como respuesta. Un puñetazo en plena bocaza insultadora, es medicina milagrosa.

No es la forma de resolver problemas el uso de la fuerza física; pero, mientras que las autoridades nacionales sigan permitiendo con su pasividad los insultos a la Patria y a sus más altas personalidades, habremos de ser nosotros,

los patriotas, quienes no permitamos que en nuestra presencia, de la manera que ellos quieran -a puñetazo limpio- los que les obliguemos a ser respetuosos con nuestros más queridos símbolos. Si no quieren ser españoles ¡qué se vayan a tomar por el culo -si es que no les gusta- fuera de nuestros límites territoriales! ¡Váyanse a la jodida mierda; gilipollas! ¡Iros a buscar a vuestras madres a los barrios chinos, que es donde ejercen!.

¿A qué coño espera las autoridades españolas para descalificar a los clubes en cuyos recintos deportivos se expresen irrespetuosos y ofensivos con la Patria. Pero no sólo a los clubes, que también a sus altos dirigentes, a las federaciones locales y a sus dirigentes porque, ellos, con su laxitud, o con su pollo, son los máximos culpables de lo que ocurre en los recintos deportivos.

Lo van a lograr; si que lo van a lograr; del mismo modo que han surgido esas hordas hijoputianas, surgirán como réplica los grupos Nacionales que "por simple" convencimiento, intentarán acabar con lo que parece no saber acabar la aparente soplapollez gubernativa. ¿Quieren separarse? No les quepa duda que de seguir así, ellos, obtendrán la separación, si; la dolorosa separación hospitalaria. 

Allí tendrán tiempo suficiente, en el lecho del dolor, para poder contar y seleccionar por puntos la categoría de los puñetazos que pudiera ser que recibieran. 

Que nadie dude de que está próximo el día que esos trapos de colorines con estrella que agitan, se les utilizará para ahorrar en papel higiénico.

La respuesta gallarda de los seguidores del equipo gallego de jokey, HC Liceo, defendiendo la dignidad de España, podría ser el preludio de lo que de ahora en adelante podría ocurrir, dándose las mismas circunstancias. 

Respecto al incidente que ocurrió el pasado 7 de abril en el partido de vuelta de los cuartos de final entre el Reus Deportiu y el Liceo, el club se quiere posicionar, como ya ha hecho en otras ocasiones, en contra de la violencia en el deporte, ha dicho el Reus Esportiu en un comunicado. El club además añade que fue un hecho aislado y afirma que siente un profundo orgullo de nuestra afición y la instamos, como siempre, a animar desde el respeto, la tolerancia y la no violencia (de 20 Minutos). Esa es la farisaica nota de prensa de la directiva del Reus Deportivo. 

Esta "clase" de gente, debería tener la decencia de, ya que las autoridades españolas no lo hacen, tomar ellos la coherente decisión de salirse de las competiciones nacionales. Seguiríamos teniendo la misma opinión sobre ellos -pues no es equivocada-, pero reconoceríamos que aún les queda un mínimo de decencia.

Eloy R. Mirayo.

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