Los gobiernos, a pesar de ellos, con sus actos, nos enseñan los defectos y las cualidades que portan en "la mochila", por muy falso o modesto que sea el plantel de sus "componentes".
No hay luz sin sombras y, la obligación de los gobiernos, que para eso les eligen los mansos votantes, es alumbrar el máximo posible, o procurar que la sombra sea la mínima. En los pueblos, que siempre ha habido gentes con poca preparación, pero con mucha inteligencia, se dice de los huertos que la única sombra que pueda haber sea la del hortelano, procurando que este sea bajito.
En estos fatídicos momentos en que el hortelano es demasiado grande y torpe, en Madrid se está celebrando el jolgorio más hortera, impúdico, irrespetuoso, macarra y sucio que el ser humano ha sido capaz de montar a lo largo de toda la Historia del Mundo ¡Ríete lorito de lo que fuera Sodoma y Gomorra! "El Día del Orgullo"; más bien se podría indicar como la muestra de una promiscuidad, exagerada y procaz; instintiva como lo es en las bestias, muy alejada de un sentimiento superior; en nada parecido al acto amoroso entre dos seres humanos, independientemente de la composición de la pareja.
Homofobia; de eso es posible que se me acusara, y será de una total injusticia; no soy homófobo, como muy bien dice en su blog mi camarada Rafael Estremera, porque "los nacionales no somos propensos a estar contra nada". Homófobos son esos miles de maricones, tortilleras y... "ni fus ni fas" que ridiculizan con su despreciable presencia y griteríos histéricos, la homosexualidad de quienes lleva su orientación con la natural intimidad.
Debajo de estas lineas vemos en la fotografía a una diputada del Congreso Nacional, proclamando con orgullo su lesbianismo (entrevista el periódico El Mundo, del sábado 28 de junio, convertido en el "Papelín Oficial de Lesbianas, Gays y Transexuales"). En un suelto, a cinco paginas, nos muestran, me figuro que con su consentimiento, las fotos de cincuenta homosexuales de los dos sexos: jueces, artistas, políticos (entre estos además de haber bastantes mariquitas, hay mezclados hay un montón de cabrones, que para sementales los quisiera mi amigo el pastor), cineastas, modistas, periodistas, actrices y actores, industriales, abogados, poetas, presentadores/as, diplomáticos, académicos... En fin, de todo hay en la viña del Papa Francisco.
(Aquí la lesbiana "tie un trago"; lo extraño es que practique)
Lo que me llama poderosamente la atención es ¿por qué en otras cinco páginas del periódico más leído de España, no nos han sacado a otros cincuenta individuos, proclamando nuestra heterosexualidad? Será, digo yo, por ser algo que empieza a ser una rara inclinación sexual, camino de alcanzar a ser la aberración más gorda donde pueda caer un humano/a.
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