No consiento entrar en discusión con los organismos internacionales (¡como podría!) que aseguran que nuestra economía, la de España, está mejorando sensiblemente y, menos después de escuchar a nuestras autoridades del ramo asegurarlo muy seriamente.
España es muy dada en parir profesionales dedicados a la creación y divulgación del humor negro y del humor ácido.
Eso, humor negro y humor ácido es lo que percibimos los españoles -maldita la gracia que nos hace- cuando a través de los medios, en papel (hay quien después lo usa en el excusado, por lo caro que se ha puesto el papel higiénico) y audiovisuales, se nos aseguran por boca de esas autoridades que "estamos cada día mejor".
Quizás es que a los españoles, de siempre alegres, ocurrentes y con gracia natural, se nos ha terminado el "humor de tanto usarlo", porque si con esas noticias intentan vernos contentos y sonriendo de oreja a oreja, andan muy errados, porque nosotros si que les podemos asegurar que escucharles o leerles, a nosotros no nos hace puñetera gracia. Y, cuando digo nosotros, me refiero a las personas decentes que desde siempre se han ganado su sustento, con honradez y sacrificio; los que aportamos al Estado la mayor parte de los euros que recibe a través de los tantísimos impuestos que los políticos, ustedes, los que nos dicen que estamos mejor cada día, se han inventado para asegurar su muy mejorada vida, qué esas si que han mejorado un "Guevo". ¿Verdad señor Narciso Serra? Este "Narciso" es quien ha dejado al banco catalán, Cataluña Banc, en la ruina, y él,
(ex ministro del ejercito que se libro de la "mili" por tener los pies planos), se ha escapado millonario, como cualquier neosocialista que se precie: Felipe González, Carlos Solchaga, Magdalena Álvarez, Alfonso Guerra y un larguísimo etc.
En estos democáquicos momentos solamente se ve amejoramiento en quienes ya estaban suficientemente mejorados.
Uno hace memoria (es la vejez) y recuerda que las pesetas era moneda que circulaba más a ras de tierra. Aquella moneda (la Peseta) era más campechana y popular; y los españoles decentes, manteníamos una mucho mejor relación con ella, que con el esquivo Euro. Este, por lo difícil que nos resulta relacionarnos con él a las personas decentes, le vemos como... algo demasiado elitista; más aristocrático (de la vieja y rancia Aristocracia y de la nueva Aristocracia político-bancaria) y palaciego; menos solidario; menos cercano al pueblo llano (para muchos jubilados, prácticamente desconocido).
¿Es nostalgia? ¡No! Es escasez de relación. Nos pasa a muchos españoles que, cuando cae un euro en la mano, nos dirigimos a él respetuosos, tratándole de ¡Don Euro! ¿Qué puedo hacer con usted? y le terminamos enmarcando y colgándole en la pared de nuestro dormitorio, al lado del Crucifijo, por su milagrosa aparición. Y, cuando alguien nos visita, mi mujer y yo, orgullosamente se lo mostramos. Como la viuda Thyssen-Bornemisza muestra a sus amigos un cuadro de Vincent Van Gogh.
Lo mejor de la Democaca esta, es la facilidad con que nos ha igualado a todos los españoles.
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