La humanidad se divide en dos grupos absolutamente diferentes, pero claramente identificables: los que ven crecer micra a micra la alfalfa, y los que en cuanto han visto el campo con alfalfa crecida, doblan la cerviz, la comen a grande bocados, como si se la fueran a quitar. Se que la cosa es cierta porque el que suscribe ha dado más de una dentellada en algún que otro alfalfar.
Parece ser que José Antonio Duran y Lérida (cuidado que es cursi esa Y griega, ahora, ye) hartito de comer alfalfa, se dispone a intentar introducirse entre los que siempre han estado viendo como poco a poco ese hierbajo va creciendo, hasta hacerse atractiva a los otros; los que la tienen como único alimento para su desenvolvimiento intelectual, ¡hay quienes la comen todos los días, aunque la mezclan con caviar iraní! Lo cierto es que son especimenes que se la comieron, se la comen y de por vida, se la seguirán comiendo (la alfalfa); los pobres, aunque vistan de sastre caro, la tienen como único manjar de su dieta; como el burro "Manolo", que en Galapagar (pueblo serrano de Madrid) era propiedad del señor Natalio.
El señor José Antonio Duran y Lérida se ha estado comiendo sin rechistar la ración de alfalfa que su socio, el memo que nos quiere robar a los españoles a Cataluña, y a los catalanes, el resto de su patria, España. Claro que lo hacía en un hotel lujoso, cinco estrellas, de Madrid. Y ahora, casi tres años después de haberse aceptado por mandato de los irresponsables magistrados del Tribunal Constitucional, que mostraba la linea marcada que llegaba hasta la meta que los malignos ilusos, se habían marcado que no es otro que el de "choricearnos a Cataluña", se da cuenta que de tanto comer hierba se defeca color verde, decide cambiar la dieta. ¿De verdad esos hijos nacidos por el ano se sienten diferentes al resto de los españoles? "No", me dijo un catalán, ("con siete apellidos catalanes") , estos piratas, los que siempre mandaron (el jefe del clan
su familia y su valedor,
y el actual jefe de operaciones)
que se han estado llevando doblón a doblón, tantos como su avaricia les ha empujado a cargar y puestos en paraísos fiscales (mejor seria llamarles "paraísos fecales", porque esos lugares, además de los euros adquiridos con sus piraterías, también han dejado, por inservible, la decencia, si es que alguna vez la llegaron a conocer), se saben tan españoles como lo fue nuestra paisana Agustina, aunque le dijeran de Aragón pero, con la jodienda del separatismo, no es solamente por coronarse reyezuelos de una "ínsula Barataria", eso es una simple excusa; lo mollar el hueso del melocotón no es otro que el hacerse con una justicia propia, que se tape los dos ojos ante sus abordajes criminosos a los intereses de todos los españoles, incluyendo a los catalanes y "asimilados", alguno de ellos apátridas de otras provincias, que se mal catalanizan.
Así, durante muchos años el señor Duran y Lérida, oscense de nacimiento, sería buena cosa que a partir de ya, se dedique a comer lentejas; garbanzos; paletillas de corderos de Castilla; chuletones de Ávila... En fin, señor Duran y Lérida; en vez de comerla, aprenda a ver como, micra a micra, va creciendo la alfalfa.
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