martes, 8 de julio de 2014

ALFREDO, DESCANSA EN PAZ.


Sin la más mínima discusión. Don Alfredo Di Stéfano fue el mejor jugador de fútbol de cuantos he visto a lo largo de mi dilatada vida, y uno ha visto a todos. A mí, nadie me van a engañar.

Pelé, Maradona, Cruyff, Kubala, Ronaldo, Zidane, ayer. Hoy, Cristiano Ronaldo y Messi, fueron y son extraordinarios jugadores de fútbol; todos ellos grandes especialistas del deporte más popular de cuantos se practican en el Mundo, y del espectáculo que mayor cantidad de espectadores concita. 

Don Alfredo Di Stéfano fue especialista en todas las parcelas del terreno de juego: en la defensa del área propia, en la creación de juego y la definición del ataque (fue varias veces máximo goleador); él, sencillamente fue el FÚTBOL. Ni antiguo ni moderno, fue el fútbol en su más sublime expresión. Jamás hubo, y jamás habrá otro futbolista de igual calidad. Antes de Di Stéfano existía el fútbol, pero él, trajo en la flexibilidad de sus botas, la exquisitez el FÚTBOL; la fantasía, la delicadeza y la belleza estética.  

Don Alfredo ha muerto pero su legado perdurará por los siglos de los siglos. De él hablará el hijo, el nieto, el bisnieto de quien le vio jugar, con el entusiasmo de quienes tuvimos la suerte (yo era socio del Real Madrid, a la sazón), de verle correr por el campo de "Chamartín", rebautizado "Santiago Bernabéu".

Alfredo, descansa en Paz.

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