Desde hace unos cuantos años en nuestra querida Patria, se está proyectando, cual diario serial venezolano, La Historia Interminable, o la Historia Más Larga Jamás Contada.
No hay un solo día que discurra plácido, en el submundo delincuencial en el que se mueve la política nacional, a pesar de que quienes se mueven en ese submundo cucarachil, son gentes amateur en conocimientos básicos, pero muy profesionales en la ciencia del cobro y el "recobro".
No se debería dejar perder tanta ciencia. Alguien más preparado que un servidor, debería tomarse el trabajo de convertir ese quehacer diario de nuestros políticos, en una serie de libros de texto, para que las nuevas reses que salen de los establos de los partidos, tal como se usan los libros de Arquitectura, Derecho o Medicina para ser arquitecto, abogado o médico, puedan aprender a montar grupos de asesinos a sueldo; se hagan doctores en Cohecho, Prevaricación, en cobros de comisiones (encima del 4 por ciento) y en colocaciones de familiares y amiguetes en las nóminas de las distintas instituciones del Estado.
No deja de ser un gasto tremendo de dinero y esfuerzo personal, llegar a tan alta graduación, a personas como Suárez, Martín Villa, Felipe González, Alfonso Guerra, el Méndez de UGT y el Troncho (Toxo) de CCOO; el Pachi López, ocho años en la universidad, incapaz de terminar carrera, igual que el Pepiño Blanco. ¡Dónde habrían llegado estos si esos libros ya hubieran sido escritos! ¿Dónde? Eso solo lo sabe Dios.
Ahora, sus doctos conocimientos autodidactas, forjados día a día, negro sobre blanco, en papel cuché con ilustraciones a todo color, mostrando los entresijos de los casos Flik, el caso Gurtel, el caso Campeón, el caso Palau, el caso Banca Catalana, el caso Tibidabo, el caso NOOS, el caso de los EREs de Andalucía, los choriceros de los sindicalistas, las indemnizaciones de gestores bancarios y empresas públicas; de la facilidad con que después de sus "actuaciones" se han ido colocando en cargos vitalicios con extraordinarios sueldos vitalicios como por ejemplo la señora María Teresa Fernández de la Vega o doña Esperanza Aguirre, servirán para que esos potrillos lleguen con facilidad a ejercer con total plenitud, las puercas necesidades del sistema y las de los partidos que lo administran.
A estas gentes, los sufridos pioneros del actual sistema, los españoles decentes les debemos agradecer el que, con sus crímenes, fechorías y chanchullos, nos hayan mostrado la verdadera cara de la democracia; sus más auténticos valores. No nos vale para nada práctico, pero al menos nos sirve como documento acreditativo de que estábamos en lo cierto, cuando les llamábamos asesinos y ladrones; que no eran nada exagerados esos adjetivos muy calificativos.
A mí, de pequeño me enseñaron que no se debe ser absolutista porque lo absoluto no existe: en un montón de mierda, por poner un ejemplo, a veces brota una hermosa flor. Con esto quiero decir que ¡sálvese quien pueda! Y no quien quiera.
No hay un solo día que discurra plácido, en el submundo delincuencial en el que se mueve la política nacional, a pesar de que quienes se mueven en ese submundo cucarachil, son gentes amateur en conocimientos básicos, pero muy profesionales en la ciencia del cobro y el "recobro".
No se debería dejar perder tanta ciencia. Alguien más preparado que un servidor, debería tomarse el trabajo de convertir ese quehacer diario de nuestros políticos, en una serie de libros de texto, para que las nuevas reses que salen de los establos de los partidos, tal como se usan los libros de Arquitectura, Derecho o Medicina para ser arquitecto, abogado o médico, puedan aprender a montar grupos de asesinos a sueldo; se hagan doctores en Cohecho, Prevaricación, en cobros de comisiones (encima del 4 por ciento) y en colocaciones de familiares y amiguetes en las nóminas de las distintas instituciones del Estado.
No deja de ser un gasto tremendo de dinero y esfuerzo personal, llegar a tan alta graduación, a personas como Suárez, Martín Villa, Felipe González, Alfonso Guerra, el Méndez de UGT y el Troncho (Toxo) de CCOO; el Pachi López, ocho años en la universidad, incapaz de terminar carrera, igual que el Pepiño Blanco. ¡Dónde habrían llegado estos si esos libros ya hubieran sido escritos! ¿Dónde? Eso solo lo sabe Dios.
Ahora, sus doctos conocimientos autodidactas, forjados día a día, negro sobre blanco, en papel cuché con ilustraciones a todo color, mostrando los entresijos de los casos Flik, el caso Gurtel, el caso Campeón, el caso Palau, el caso Banca Catalana, el caso Tibidabo, el caso NOOS, el caso de los EREs de Andalucía, los choriceros de los sindicalistas, las indemnizaciones de gestores bancarios y empresas públicas; de la facilidad con que después de sus "actuaciones" se han ido colocando en cargos vitalicios con extraordinarios sueldos vitalicios como por ejemplo la señora María Teresa Fernández de la Vega o doña Esperanza Aguirre, servirán para que esos potrillos lleguen con facilidad a ejercer con total plenitud, las puercas necesidades del sistema y las de los partidos que lo administran.
A estas gentes, los sufridos pioneros del actual sistema, los españoles decentes les debemos agradecer el que, con sus crímenes, fechorías y chanchullos, nos hayan mostrado la verdadera cara de la democracia; sus más auténticos valores. No nos vale para nada práctico, pero al menos nos sirve como documento acreditativo de que estábamos en lo cierto, cuando les llamábamos asesinos y ladrones; que no eran nada exagerados esos adjetivos muy calificativos.
A mí, de pequeño me enseñaron que no se debe ser absolutista porque lo absoluto no existe: en un montón de mierda, por poner un ejemplo, a veces brota una hermosa flor. Con esto quiero decir que ¡sálvese quien pueda! Y no quien quiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario