Diario El Mundo o La Casa de las Locas -eso parece algunas veces el diario que dirige don Pedro José Ramírez- hoy, en portada, y en generoso tamaño de letras, se puede leer lo siguiente, como preámbulo de lo que en las páginas 3 y 4, se detalla más ampliamente. “Un 72% pide que el rey impulse un pacto anticrisis y la reforma constitucional”. Y en tamaño inferior de letra, siempre en la portada -como la cosa merece- y en tres mini columnas: “un 46% considera bueno o muy bueno el balance del reinado de don Juan Carlos I”. En un segundo recuadro señala que el 82% cree que debe intentar recuperar el prestigio (sic) de la Monarquía. Y en el tercero nos desvela que el 81% les perece mal la desimputación de la infanta y que el 89% (me parece poco) cree que la justicia no es igual para todos.
Ya sé que todo esto que copio de la portada de El Mundo la mayoría de vosotros, mis compatriotas y tal vez algunos de allende nuestras fronteras, lo habéis leído como yo pero, lo que si me gustaría resaltar es la incoherencia de datos que en tan corto espacio periodístico -eso es lo que yo creo-, se ven claramente reflejados en las cifras que da la encuesta para El Mundo-Sigma dos.
El 46% de los españoles están contentitos como castañuelas en manos de la concertista Lucero Tena, por lo requetebién que hasta estos momentos lo ha venido haciendo nuestro monarca y, a continuación nos dicen que el 82% le piden a ese mismo rey, que se ponga en la tarea para intentar recuperar el prestigio de la Monarquía que encabeza. No sé si a vosotros esas cuentas os cuadran; a mí no. Es más; sinceramente creo que nos han tomado por tontos a los lectores de ese periódico, intentando hacernos creer que hay un 72% de españoles que aún creen que el rey está en condiciones políticas como para impulsar un pacto anticrisis y una reforma constitucional.
Sería bueno que el director de El Mundo o el de Sigma Dos, o ambos a la vez, como si fuera Simon&Garfunkel, nos dijeran si los resultados son el reflejo de las mismas preguntas hechas a todas las personas consultadas o es que han dirigido las preguntas, una al personal de la Casa Real, incluyendo al monarca y a su familia, y la otra a la salida de un mitin del PSOE porque, si a la primera pregunta, un 42% están como locuelos por lo bien que lo ha hecho el rey ¿cómo es posible que se hayan unido en la segunda pregunta a los que ven desprestigiada su monarquía, formando parte de ese 82%?
Lo que está haciendo el señor Pedro José Ramírez desde el periódico que –yo no sé si dignamente-, dirige, a favor del rey, y de la Monarquía, me recuerda la película bélica norteamericana “Salvad al Soldado Ryan”. Pero parece ser que este soldado, no se lo está poniendo fácil. No, señor Ramírez; la certeza de que la monarquía no es una institución del Estado imprescindible, por muchas encuestas que usted pague a Sigma Dos, no nos la va a arrancar de la mente a los españoles. La certeza de que la monarquía produce un gasto improductivo, por muchas encuestas que usted encargue a Sigma Dos, no nos la va a arrancar de la mente a los españoles. Las personas que jugamos al Ajedrez sabemos que el rey es cobarde sobre el tablero, pues es el único que se bate en retirada. Los peones; los caballos; los alfiles y las torres atacan y defienden a su rey ¡Hasta la Reina ataca y para defender a su rey, poniendo en jaque su vida! ¿El Rey? Un pasito hacia delante; un pasito a los lados; un pasito para atrás siempre huyendo pero, eso sí, presumiendo de imprescindible.
Ya sé que todo esto que copio de la portada de El Mundo la mayoría de vosotros, mis compatriotas y tal vez algunos de allende nuestras fronteras, lo habéis leído como yo pero, lo que si me gustaría resaltar es la incoherencia de datos que en tan corto espacio periodístico -eso es lo que yo creo-, se ven claramente reflejados en las cifras que da la encuesta para El Mundo-Sigma dos.
El 46% de los españoles están contentitos como castañuelas en manos de la concertista Lucero Tena, por lo requetebién que hasta estos momentos lo ha venido haciendo nuestro monarca y, a continuación nos dicen que el 82% le piden a ese mismo rey, que se ponga en la tarea para intentar recuperar el prestigio de la Monarquía que encabeza. No sé si a vosotros esas cuentas os cuadran; a mí no. Es más; sinceramente creo que nos han tomado por tontos a los lectores de ese periódico, intentando hacernos creer que hay un 72% de españoles que aún creen que el rey está en condiciones políticas como para impulsar un pacto anticrisis y una reforma constitucional.
Sería bueno que el director de El Mundo o el de Sigma Dos, o ambos a la vez, como si fuera Simon&Garfunkel, nos dijeran si los resultados son el reflejo de las mismas preguntas hechas a todas las personas consultadas o es que han dirigido las preguntas, una al personal de la Casa Real, incluyendo al monarca y a su familia, y la otra a la salida de un mitin del PSOE porque, si a la primera pregunta, un 42% están como locuelos por lo bien que lo ha hecho el rey ¿cómo es posible que se hayan unido en la segunda pregunta a los que ven desprestigiada su monarquía, formando parte de ese 82%?
Lo que está haciendo el señor Pedro José Ramírez desde el periódico que –yo no sé si dignamente-, dirige, a favor del rey, y de la Monarquía, me recuerda la película bélica norteamericana “Salvad al Soldado Ryan”. Pero parece ser que este soldado, no se lo está poniendo fácil. No, señor Ramírez; la certeza de que la monarquía no es una institución del Estado imprescindible, por muchas encuestas que usted pague a Sigma Dos, no nos la va a arrancar de la mente a los españoles. La certeza de que la monarquía produce un gasto improductivo, por muchas encuestas que usted encargue a Sigma Dos, no nos la va a arrancar de la mente a los españoles. Las personas que jugamos al Ajedrez sabemos que el rey es cobarde sobre el tablero, pues es el único que se bate en retirada. Los peones; los caballos; los alfiles y las torres atacan y defienden a su rey ¡Hasta la Reina ataca y para defender a su rey, poniendo en jaque su vida! ¿El Rey? Un pasito hacia delante; un pasito a los lados; un pasito para atrás siempre huyendo pero, eso sí, presumiendo de imprescindible.
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