lunes, 11 de marzo de 2013

EL MILAGRO DE ABRIR TODOS LOS DÍAS.

La maravillosa panacea de la señora Esperanza Aguirre, ha resultado ser un bluf muy negativo para el pequeño comercio. En Madrid, según datos del mismísimo Ayuntamiento, más del 30% del pequeño comercio ha cerrado, en gran parte, por culpa de las ordenanzas liberalizadoras, tanto de horarios, como de ubicación, impuestas por testiculina desde la Comunidad Autónoma. La apertura de los comercios durante las veinticuatro horas del día, solamente puede ser asumible por las grandes superficies comerciales que lo cubren con el mismo número de mal pagados trabajadores; las autoridades autonómicas lo sabían perfectamente, como sabían, o deberían saber que es aun peor (dejemos hueco a la duda), que serían medidas muy perjudiciales para el pequeño comercio. Muy cercanos han de ser los intereses de algunos políticos, como para ser capaces de tomar decisiones, a sabiendas de que están condenando al cierre ruinoso a un treinta por ciento de los comerciantes madrileños.

Según el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, hay censados 129.000 locales, 82.000 aún estamos abiertos, 39.000 no han tenido más remedio que cerrar y, 6.600 se han transformado en viviendas. Estos datos, a personas sensatas sentadas en las poltronas del poder, si es que hay siquiera una, les debería llevar a comprender que a esos 82.000 héroes que somos capaces de generar las tres cuartas partes del empleo, somos una especie que, por estar en peligro de extinción, es necesario cuidarnos, igualándonos en privilegios con las grandes superficies -no pretendemos más-, porque si no lo hacen, verán crecer el desempleo, y con ello la pobreza, con mayor velocidad de lo que crece el patrimonio de algunos políticos muy conocidos. Y, cuando eso ocurra, ¿Quién va a poder ingresar vía impuestos los muchos euros necesarios para pagar sus sueldos, señores politicastros?

Las explicaciones de doña Esperanza Aguirre, a la sazón Presidenta Autonómica, estaban trufadas de mentiras cochinas; nos mintió, sabiendo ella y nosotros que mentía. E igualmente era mentira que con la ampliación de horarios, como arteramente prometió, iba a crecer el empleo, porque solamente hay que pasar la vista por los datos oficiales, dados por las autoridades municipales, para ver que el empleo en la Comunidad de Madrid sigue creciendo, sin que la amplitud de horario y la localización en zonas urbanas –en tiempo prohibidas- de los mastodónticos megacomercios, lo hayan paliado mínimamente.

A los políticos locales parece no decirles mucho el que el Instituto Nacional de Estadística señale al año 2012 como el peor desde que estalló la crisis. Ellos siguen a lo suyo; mintiendo descaradamente cundo dicen que “El apoyo a la actividad empresarial en general, y al comercio en particular, ha sido y es una prioridad de la política del Ayuntamiento de Madrid”; eso dice la señora Concepción Dancausa, Delegada de Economía, Hacienda y Administración Publica (demasiado título para una sola persona). E insiste tozuda como si estuviera leyendo la Biblia: “Especialmente en momentos difíciles como los actuales trabajamos para ayudar a empresarios y emprendedores a hacer realidad sus proyectos”. Doña Concepción Dancausa, con el respeto que se merece, es una señora guapísima y además, me consta, es muy inteligente pero, creo que en el tema que estamos tocando, como todos los demás políticos, autonómicos y municipales, dicen mucho pero no hacen nada. Nada que sirva, no ya para que mejoremos, sino para que nos mantengamos en los mínimos en los que nos vemos obligados a movernos. El cinto del pequeño comercio ya no tiene más agujeros donde meter la púa de la hebilla; mientras que Autonomía y Ayuntamiento, lejos de bajar sus impuestos y tasas, las suben o, en el mejor de los casos, las mantienen mientras los servicios por los que pagamos, limpieza y seguridad, entre otros, brillan por su ausencia. “Estamos revisando la normativa municipal para simplificar procedimientos y eliminar trabas innecesarias”. De que le sirve a un comerciante tal revisión del procedimiento, si a pocos metros le levantan con permiso municipal un megacomercio de los que venden las existencias tres, por el precio de dos.

Según la Confederación Española de Comercio calcula, las ventas han caído un 25% (dejando al margen peleterías y joyerías que lo rebasan holgadamente), llegando a acumular más de treinta meses de caídas en los ingresos.

Se dice que los milagros bajan del cielo. Aunque yo creo que Dios, excepcionalmente, ha permitido que los pequeños comerciantes hagamos el milagro de abrir todos los días, laborables, nuestro modesto comercio; nuestro honesto rincón de lucha por la supervivencia.

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