lunes, 5 de marzo de 2012

ENRIQUECIMIENTO EXPRÉS.


¿Es que existe algún país del mundo en el que la ralea política no se haya autoproclamado Clase superior? ¿Es que existe algún país en el mundo en el que la ralea política no viva mejor que el común de su sociedad? ¿Es que existe algún país en el mundo que la clase política valga siquiera para hacer puñetas? Si buscando y rebuscando, como yo lo estoy haciendo -usando para ello los espías paraguayos de Luis Herrero Tejedor-, alguien encuentra un país, por remoto y pequeño que sea, que los políticos sean seres del común de los mortales, le quedaría eternamente agradecido si amablemente me lo remite, aunque no se si mi corazón podría soportar la emoción, en fin, me arriesgaría a conocer la gran noticia, sin importarme las consecuencias.

En todo el vasto Mundo, lo estamos viendo un día si y otro también a través de la pantalla de las distintas televisiones –en las públicas y en las del Roures, Prisa, etc.-, como la pobreza extrema, a la vez que la desertización, se va extendiendo con inusitada rapidez. África, parte de lo que fue Hispanoamérica y, parte también de Asia ya no son las únicas excepciones en un resto del mundo autosuficiente; el hambre y la pobreza extrema ya han entregado la carta de presentación en algunos de los países del primer mundo y van, poco a poco, alcanzando una fuerte presencia hasta en los países más industrializados. 

Pues bien, el hambre y la escasez nos está llegando a todos, en todos los países del Mundo, menos a la clase política que viven como el Rajá de Capurtala. Un país se puede arruinar hasta las trancas como Grecia, donde la economía no alcanza a cubrir la más perentorias necesidades de su población, pero sus políticos, con toda seguridad, cobrarán -algunos sus varios sueldos- todos los meses, a pesar de su incapacidad intelectual, culpable del caos que se está viviendo en aquel viejo país; euros sacados del esfuerzo de los pocos que aún conservan la capacidad de generar un movimiento industrial o comercial o de los prestamos de la Comunidad Europea.

En Argentina -país al que los españoles le debemos eterna gratitud por su humano comportamiento durante el bloqueo al que nos sometieron los países “democráticos” acabada nuestra Cruzada-, cuando el famoso “corralito”, las pasaron fatales (“Ansí pasaron los meses, y vino el año siguiente, y las cosas igualmente siguiron del mesmo modo. Adrede parece todo pa atormentar a la gente”. Martín Fierro) todos los argentinos, menos sus políticos, que algunos salieron de aquella terrible crisis con el “cuero bien forrao” y no parece que se hayan arrepentido.

Pero es que aquí, en Europa, las cosas no parece que tengan arreglo, porque se ha creado un sistema, que llaman del “Bien Estar”, que lo único que de él se ve con claridad meridiana, es que por culpa de los gastos que producen los administradores, en comilonas; en vehículos de gran lujo; en viajes “justificados”; en putiferios varios; etc., si no se restringen a lo absolutamente imprescindible, será imposible, no su mantenimiento, que es una de las grandes falacias de la democracia, sino su establecimiento para quienes trabajamos y pagamos para ello y, para los que para su desgracia están en el paro. Es más, en todos los países que alardean de su ¿existencia?, lo que sea lo están sosteniendo a sabiendas de que su futuro se va acortando por falta de lo más necesario: el dinero. No hace falta haber estudiado en el Colegio del Pilar, como algunos de los neo-socialistas, para saber que los euros no se crían en los árboles como las cerezas, por mucho abono y agua que les ponga; los euros son los frutos de una industria con trabajadores debidamente capacitados, con una dirección competente que sea capaz de hacer una buena planificación; de una industria que, además de cubrir la demanda interior, sepa ganarse a pulso el mercado internacional a base de una fabricación extremada en calidad y de precios competitivos. Una industria fuerte que sea capaz de enfrentarse a los países emergentes en, al menos, iguales circunstancias que ellos. 

Pero, con la malísima ralea que en estos momentos está gobernando este viejo continente, en la Unión y en lo individual de los países que lo conforma, vamos de puñetero culo y contra el viento. Y de esta guisa van todos los países de este perro mundo, porque todos ellos adolecen del mismo mal: la odiosa ralea política que esta gobernando el Mundo con el único norte de enriquecimiento-expres. 

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