Me había prometido no volver a escribir de manera puntual sobre los casos de corrupción que en cascada vienen apareciendo en los medios informativos, porque ya me parecía un tema cansino por lo habitual que está resultando. Pero la provocación de este último caso en Andalucía, otro más, no me ha permitido mantener mi promesa que creí irrevocable.
El filósofo decía “procura vivir en tiempos interesantes”. Eso, la señora Laura Gómiz, lo ha debido interiorizar de tal manera, que ha aprovechado el tiempo para quedarse con “el interes” y con el capital. Poco se de cualquier cosa pero de Derecho, ni puñetera idea; aunque… creo que la esencia del Derecho debe ser la búsqueda de la verdad en la confrontación de intereses, para dar la razón a quien la tenga. Lo que quiero decir es que el sentido común lleva al lego al mismo reconocimiento, sin la necesidad de gastarse un pastizal en pagar una carrera con lo caro que cuestan los libros. Y lo que pesan.
Pues bien; pienso y creo entender que lo que está ocurriendo en Andalucía desde el mismísimo día que los socialistas entraron a gobernar aquella Comunidad Autónoma, debería ser tratado como un delito de Fraude de ley continuado por las distintas autoridades de la Junta, las anteriores y las actuales. Reconozco que lo he dicho en varias ocasiones y, aunque resulte muy reiterativo, no puedo por menos que reconocer que todo este montón de porquería, como toda la porquería de las demás autonomías, son las señas que identifica este tipo de sistema político. Y es así, porque si así no fuera, las máximas autoridades políticas y judiciales ya habrían acabado con todos esos sinvergüenzas, poniéndoles a buen recaudo, después de hacerles devolver hasta el último céntimo, en Nanclares de Oca.
Esta gentuza, de actitudes vampíricas, les está haciendo un flaco favor a Andalucía y a los andaluces; mostrándose como representantes, como modelo de los naturales de aquella bellísima tierra. Es falso; los andaluces son gente honrada y trabajadora que nada tienen que ver con los GonzaleX; los Guerras; los Chaves; los Griñán; los Zarrías; los Guerreros; los Gómiz; ni con los EREs fraudulentos o lo de la Bahía de Cádiz, ni de lo que saldrá después de las próximas elecciones.
El carácter alegre y desenfadado de los andaluces, y el gusto por la música y el baile, en el resto de España, gente de cintura dura, les ha creado una falsa leyenda de flojos para el trabajo. Falso; los andaluces, como el resto de los españoles, después de nuestra guerra, trabajaron duro para salir de aquella pobreza y salieron, con menos ayudas que algunas provincias que se las han estado dando de trabajadoras, y que es verdad que también lo son. Y cuando salieron como emigrantes por toda la Europa rica, han dejado constancia de su inteligencia -que tienen mucha- de su responsabilidad y de su buena respuesta en el trabajo. La pandereta, las castañuelas, las rumbitas y el “hipío”, fue el mal cliché que los “progres” de la época, usaron para atacar el régimen de Franco.
Conozco casi toda nuestra piel de toro y puedo decir con el orgullo de ser uno más, entre todos, que “los españoles somos muy buenos vasallos, cuando tenemos un buen señor”. Lo hemos demostrado cuando no hace mucho lo tuvimos.
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