Si se hacen bien las cosas es probable que sobren euros hasta para regalar a Grecia, Italia y Portugal. Solamente es cuestión de seguir los acertados pasos de la comunidad de Madrid y de la comunidad de Santander, ahora Cantabria. Ambas comunidades, con un pequeño y único acto de autoridad, han ahorrado, Madrid, 72 millones de euros, reduciendo el número de liberados sindicales, practicamete a la mitad. Y Santander, con un par de... ha ahorrado 157 millones de euros, simplemente, reduciendo el número de empresas públicas.
Calculadora en mano, si en el resto de las comunidades, siguiendo el ejemplo del presidente cántabro, dieran similar tijeretazo a las empresas publicas, ¿cuántos millones se ahorrarían? Si el resto de comunidades, siguiendo el ejemplo de doña Esperanza Aguirre, pusieran en la puñetera calle a la mitad de los liberados sindicales, -jodidos vagos, en mi pueblo- ¿cuánta pasta se ahorrarían? Pues un pegote de millones de euros, que podrían dedicarse a un mejor fin.
Entre estas dos comunidades autónomas que suman entre las dos 7.082.801 habitantes, el 15,01% del total, han recuperado para mejores inversiones, 227 millones, si dividimos por el numero de habitantes, nos viene saliendo un ahorro per cápita de, aproximadamente, unos 325 euros, más o menos.
Me figuro, mi ciencia no da para más, que esta cifra no es extrapolable en su totalidad al resto de las comunidades, aunque si a bastantes de ellas que, de manera desvergonzada, tienen las empresas publicas regionales para enchufar a familiares, a queridas y queridos (que de todo hay en la viña del señor), compañeros del partido, a amiguetes y a paisanos. Pero la cantidad, que las autonomías que no pueden llegar a esa cifra de los 320 euros, juntas, y, uniéndolas a las demás, dan una cifra verdaderamente escalofriante; tan escalofriante que mi calculadora se ha bloqueado.
Empezando por el ahorro, se llega a la capitalización. Todo el dinero que tontamente se ha dejado gastar, muchas de las veces incentivado por el mismísimo presidente del gobierno, felizmente en vías del olvido, no hay más remedio que devolvérselo a quienes nos los hayan prestado. Si la producción propia no nos permite vivir a lo grande, seamos sensatos y empecemos por la única herramienta que aún nos queda en la mano, el ahorro. Pero dando ejemplo quien puede y debe, el Gobierno de la Nación.
Es posible que España sea el país mas gilipollescamente subvencionador de todo el mundo y parte del extranjero. España, no pido que cierre el grifo de subvenciones, pero si que, aparte de las subvenciones a países con extremas necesidades, que lo que les mandemos nunca será suficiente, debe dar las ayudas a polos de desarrollo, para que puedan reforzar las distintas clases de industrias; para investigación; para mejorar la educación; para que la Universidad vuelva a alcanzar el nivel de sus mejores tiempos, y sobrepasarlos; para mejorar las prestaciones sanitarias; para reforzar la seguridad ciudadana.
-¿Habéis visto a Carrillo?
-Si, le he visto el otro día; por cierto, está fatal.
-¿Fatal? Eso es poco, está hecho una ruina, casi humana.
-Yo me lo encontré por la calle y me dijo que iba al tanatorio a dar su último adiós a un camaradoski.
-¿Que te dijo?
-Nada; fuímos charlando de cosas insustanciales, ya sabes... que él tuviera una metralleta... Cuando llegamos andando a los pasillos donde se encuentran los velatorios, nos cruzamos con un empleado de la Funeraria que, mirando a Carrillo, exclamó: ¡como está de hundida la empresa que hasta andando nos mandan a los muertos!.
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