DIOS Y YO
¿Te importa mi dolor? En tu regazo
me acuné confiadamente como un niño.
Abrí mi sangre en espacios limpios
y la niebla se hizo en tu regazo.
Vacía huella del postrer abrazo
llenó con su desánimo tu sitio.
No encuentro, allá en tu cielo, voz y alivio.
Tu mano me apartó de leve trazo
La vida es el misterio de mi norte.
Lo turbio del pensar hace montañas
ariscas, duras. Del color del bronce.
Campana de vacío en mis entrañas.
Lo inútil del pensar, traidor esconde,
el resquicio de aurora en las montañas.
Por Carmen Antón Vizmanos
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