miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los de izquierdas que se venden baratos...

El peor enemigo del ser humano es su capacidad deshumanización. Esto que digo, a primera vista, estoy seguro que más de uno pensará que es una estupidez, teniendo en cuenta que el ser humano, prácticamente desde su aparición sobre la tierra, siempre ha vivido en grupo –algunos en manadas- que, a cada momento se iba haciendo más numeroso, hasta llegar a crear urbes donde se concentran varios millones de individuos.

Bien; pues a pesar de eso, y según se ha ido desarrollando su inteligencia, ha ido descubriendo e inventando infinidad de cosas e ingenios, aparentemente buenos para la comunidad, pero que en poco tiempo se descubre que todo ello resulta ir encaminado en beneficio propio de quien dirige el progreso. ¿Exagerado?  Sí, claro que es exagerado pero no por ello menos cierto. Desde la simpleza del palo y la piedra hasta la bomba de neutrones se ideó toda clase de armas y explosivos para ser utilizados en cruentas contiendas entre humanos, que dejaron millones de víctimas en ambos lados de los campos de batalla.

Pero no es solamente la deshumanización en lo que se refiere  a su carácter bélico, lo es intrínsecamente; lo es en casi todo lo que idea y manipula, por beneficioso que parezca.

Así, un día alguien ideo la palabra y puso en práctica el significado de la misma: ¡Progreso! ¿Progreso? Sí, hay que progresar; no se puede parar si queremos una sociedad más pujante, con más conocimientos, con más comodidad y confort, más rica y más libre. Y alguien invento la rueda, y ya no eran necesarios tantos hombres para mover los objetos pesados; alguien inventó la palanca, y ya no eran necesarios tantos hombres para elevar los objetos pesados; los romanos inventaron el arado –después el tractor-, y ya no eran necesarios tantos hombres para roturar los campos de cultivo; se inventó el telégrafo, y ya no fue necesario que nadie se desplazase andando o en caballería a llevar las noticias de una a otra ciudad; se inventaron las maquinas industriales, y ya la Industria no necesita tantos hombres para fabricar sus productos y, como consecuencia de tanto progresismo “benefactor”, en España, reconocido por la autoridad competente, se han creado cinco millones de parados, más del 22%, y de ellos, más de millón y medio de personas que no recuerdan la forma física que tiene un euro.

Nadie dice que el progreso sea intrínsecamente malo; el progreso es la mejor herramienta que Dios ha puesto en la mano del ser humano, para que de él, haga uso positivo que de beneficio a toda la humanidad. Es bueno que exista la rueda, la palanca, la información por cable y la robótica industrial, etc.; y es malo cuando, como estamos viendo, el progreso en manos sucias, solo sirve para que se  enriquezcan unos pocos, al tiempo que deja en la indigencia a todos los demás. El progreso en manos sucias crea menos empleo del que destruye. El progreso ha creado un movimiento centrífugo, que va desalojando trabajadores de los lugares de trabajo, sin el menor remordimiento de conciencia.

¿Qué necesita el progreso para que todo camine como la seda? El gran invento: la política, y para administrarla, los políticos; y ¿los mejores para ello? Los de izquierdas que se venden baratos como las putas viejas.

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