¡Corred, corred! No os estéis ahí jopé, jopé… ¡Jopeeé! Hay que quitarles las ruedas y los alerones a los Falcon, antes de que, en un fissschisss, se los lleven y tengamos que verlos a todos estos odiosos miembros de la empresa “Golfos, Chorizos, Corruptos, Puteros y Babosos Acosadores Sexuales, reunidos (Dios los crea y ellos se buscan, y se encuentran ¡Vaya si se si se encuentran!) Sociedad en Comandita”, cayéndosenos la cara por vergüenza de verlos tumbados en chinchorros atados de palmera a palmera, con un cubata en la mano y un porro entre los labios.
No; me corrijo, no son una empresa como a las que les tienen tanto cariño, que hasta les piden “bellos recuerdos”,
sino que son una trupe de “artistas del latrocinio” (vuelvo a corregirme: artistas del más sucio hijoputismo) riéndose de todos nosotros dándole al “Reguetón”, con un “cubata” en la mano, en una de las playas de la República Dominicana, país que los Ábalos, Koldos y Begoñas y hasta el “guapo” han convertido en la hucha donde tienen guardados nuestros dineros ganados, no como ellos ¡putos y putas ladrones!, sino con el grandísimo esfuerzo al que nos hemos visto obligados, por la superlativa represión impositiva, fuera de toda razón.
Todos los caminos llevan a Roma, antiquísimo refrán que indica que saliendo de Roma caminando por la senda que indique cualquiera de los Puntos Cardinales, perfectamente se puede llegar, con cuidado, a Roma.
De la misma manera que todos los casos de descarado robo; todo acto de corrupción; todos los caso de prevaricación que se están dando en España -a los del PP les llegará su turno- saliendo de los intereses del “Il Padrino”, cometido el delito, su beneficio va al capacho ¿de? No te entiendo, dímelo aquí, al oído, de Pedr… ¡Habéis acertado! tenéis ganados cinco puntos.
¿Cuándo se va a detener a Pedro Sánchez? Esa es la pregunta que nos hacemos los españoles sencillos, y no nos la sabemos contestar. ¿Por qué? Pues porque somos la gente sencilla y es precisamente nuestra sencillez lo que sencillamente nos impide alcanzar el necesario conocimiento, que haga sencilla la manera de llegar a alcanzar sencillamente el conocimiento, pero sencillo, que nos haga sencilla la posibilidad de hacernos entender sencillamente por quien espera nuestra sencilla opinión que no va más allá de un sencillo… ¡y yo que coño se! No te jode.
Eloy R. Mirayo.
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