martes, 14 de octubre de 2025

EL PSOE.

Ciento cuarenta y seis años de existencia, y en vez ir mejorando en su labor motriz, trabajar (¡lagarto lagarto! con lo bien que se pasa con la zorra rumana en el parador de Teruel, utilizando “el pizarrín“ y dándole al “olfato” y lanzando “chistorras” al aire) en defensa de los derechos de las clases más humildes. La foto actual, lo que deja ver muy claro, es el terco empeño; el denodado esfuerzo por alcanzar el Guinness en aguantar más tiempo dentro de la charca más inmunda, revolcándose como puerco en lodazal, entre las innumerables formas, maneras, tamaños y texturas de la mierdi-basura que es en lo que Pedro Sánchez ha convertido el actual gobierno de España.

Cuando Dios creó al hombre, alguien debió esconderle al Santísimo la posibilidad de que, en obra tan descomunal y en continua tirada, pudieran darse fallos muy negativos… algo así: un espécimen inútil engreído de su figura física -con escasa inteligencia y muy desarrollado el instinto maligno-, que bien valdría como incentivo sexual para la salidorra clientela gay de las “saunas-prostíbulo”. Acaso negocio familiar la mar de boyante. Hombre, mira que bien, si un día alguien me manda a tomar por el cu…como soy virgen, llamando a Moncloa seguro que me darían, a no ser que coincida que estén declarando ante el juez, la dirección de la más cercana, y la tarifa según el tiempo que se utilice y con quien, si es de la casa o se lleva puesto.

¡Si! Por supuesto que sí sorprende (todavía hay algo de eso) que un individuo de tan repugnante calaña (¡presuntamente!) y de tan escasa condición intelectual haya conseguido reptar, sin desollarse, hasta lugar en otros tiempos tan exigente. Pero todo tiene su explicación, a veces sencilla y otras no tanto. Por ejemplo, si yo hubiera sido tan depravado como para dedicarme a la explotación sexual de gente necesitada en locales de mi propiedad, o contrato de alquiler, lo primero, antes de poner la cama, la jofaina y el orinal 

lo que pondría, muy bien disimulado, sería un equipo de altísima fidelidad, cámara y escucha electrónico, con el que vigilar que todo en ese escenario tenga el desarrollo adecuado. Pero... ¡ojo con lo que se ve, con lo que se escucha y la “naturalidad” de algunos conocidos clientes… No; no, coño, no lo dudéis.

Yo jamás haría chantaje para enriquecerme más deprisa, ni para hacer larga y productiva carrera política ¿hay quien sí? Claro; si existe el ejemplo, habrá quien lo insinúe.

Eloy R. Mirayo.


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