-Buen día tenga usted, señora vicepresidenta ¿Descansó bien la señora vicepresidenta?
Inclinándose un grado hacia delante doblando la cerviz, saluda el funcionario de la Policía que hace guardia en la puerta del ministerio.
La vicepresidenta se queda parada, titubeante y tartamudeando vocablos ininteligibles, azorada (azorada, no azorrada. Si acaso presunta) y es entonces cuando el secretario hace entrega de un folio con la contestación adecuada escrita a grandes caracteres a la señora vicepresidenta. Ella lo lee al tiempo que contesta:
-“La eme con la u y la i rara es, muy, la be y la i que es un palito con un punto en la punta es, bi, y la e delante de la ene es, en. Todo junto, ¿todo junto es… Mu y bi en?
–Si, señora vicepresidenta, contestó el secretario
-¡Joder! ¡Muy biennn! – alborozada la señora vicepresidenta daba saltitos, no muy alto, hay que tener en cuenta su edad- ¡Eso, eso! ¡Muy bien! He descansado muy bien.
Alegre y contenta se alejó con extrema rapidez a su despacho, con la sana intención de ponerse a la tarea de tocarse “el higo” -chumbo- a una o dos manos, según viniera la cosa, y sin intención de dejarlo mientras no se le ocurra llevar a cabo otra gilipollez de las típica en ella. Algo así como lo de “fijo-discontinuo” o lo de “solo si es si”. Que se llegó aquí, por el actual gobierno.
Ese es el nivel intelectual que se necesita, -hay cabrones, varias veces millonarios muy conocidos que a eso impulsan utilizando para ello a la turba más soez, prostibularia, drogodependiente, “progue”, choriza y democaquíta que exista en el momento- generalizado en la totalidad de un gobierno, incluido el presidente, para alcanzar el maligno éxito de hacer desaparecer todo un país y… no lo tenemos lejos.
-Señora vicepresidenta ¿Qué tal se le dio por su tierra? ¿Qué tal en Vigo?
– “¡Como me quieren en mi tierra! Da gustirrinin. Me decían de tó. Como me lo decían en español… no lo puedo repetir.
-¿De verdad la quieren mucho allí a la señora vicepresidenta?
-Si; mi mamá me ama. Mi mamá me estima y se tira pedos en la cocina… ji ji jí ¡Hele ahí! ¡Qué gracia que tengo!
Después de escuchar esta historieta (a mi no se me ocurren estas cosas) en un video dando vueltas por Youtube leí estas opiniones y, no sé por qué, se me ha ocurrido ponerlas como final:
@mariadelacruzadelaidanunez3423: Esta tenía que estar en la cárcel)
@EvaM.-db2ck: Pero, ¿no ha ido a ayudar a las brigadas contra incendios?
@JavierMengibar-s2c: La única neurona de la Tucán se tiene que sentir muy sola
Eloy R. Mirayo.
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