domingo, 24 de agosto de 2025

NO PUEDEN CORRER CON TODO LO QUE SE NOS LLEVAN

El apellido Mastantuono es de origen italiano y se cree que son genuinos de Calabria y Sicilia. El significado exacto de Mastantuono no está claro, pero podría interpretarse como "maestro de tonos" o "maestro de la armonía".

Deliberadamente “los plumillas” (la indecente política asoma por todas partes) más importantes de los espacios mediáticos del deporte nacional (¡el futbol!) olvidan el nombre de pila: Franco que, por pura lógica, debe estar en primer plano, no obviando el apellido, al referirse a esa criatura de Dios, en sus crónicas en papel o audiovisuales. Pero son tan cobardes que el miedo les hace sufrir todas las noches con la pesadilla de ver el Bernabéu, absolutamente repleto de personas gritando a todo pulmón ¡Franco, Franco, Franco!

Esa suciedad informativa que se da en la mayoría de los espacios dedicados al deporte de este país, es fiel reflejo de lo que ha venido ocurriendo a nivel político con la Franqueza, el mal trato recibido, desde la turbia “llegada” de esta democra-caquítica versión gubernativa de España que ha sido tan grave, que ha terminado siendo víctima de vil asesinato progresista, sustituida (rápidamente asumida por la peor parva política del Mundo: la española, y en particular la del “bipartidismo corrupto-trincón) por Hipocresía, que es para ellos herramienta de uso diario.

De la misma manera, o peor aún, fue lo que desde hace mucho tiempo viene sufriendo la palabra Hostia, que como todos sabemos, es el nombre que se le da a una pequeña oblea de pan durante la Eucaristía, que se transforma para el creyente, en el cuerpo de Cristo, así instituido por Jesús en conmemoración de la “Última Cena”, se ha convertido, con la vulgaridad imperante, en un vocablo “muleta” de necios con escaso conocimiento del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


Franco, no es Francisco Franco Bahamonde que tanto miedo les da. Franco, es una palabra que viene de franqueza y que se adorna con cosas tan en el olvido de este “democáquito” sistema cobertor indispensable de delincuencia política, como son la sinceridad, la honradez, la transparencia, la claridad, la veracidad, la naturalidad…

Pero la realidad es que todo lo delincuencial conforma el santo y seña de este despreciable enjambre de sanguijuelas infructuosas que, tomando apariencia humana, nos está absorbiendo cada uno de nuestros derechos, al tiempo que nuestro patrimonio, con tanto empeño que hasta los últimos gramos de mierda que milagrosamente aún queda en nuestros intestinos, se nos los quieren llevar para redondear el “festín” progre… y eso que ya están hasta las cejas. ¿Verdad Sánchez? ¿Verdad Feijoo? ¡A por ellos, VOX! Que son pocos y no pueden correr con todo lo que se nos llevan.


Eloy R. Mirayo.


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