Y se van a marchar los muy sinvergüenzas de veraneo -lo que con gran dolor testicular y gran cabreo de nuestros bolsillos les pagamos (aquella paga del 18 de julio…) entre todos-, dejando -eso, marcharse a donde les salga del ano y les llegue el dinero “guindado” con malas artes es lo único bueno que hacen por España y por los españoles decentes en todo el año- la parva de sus obligaciones a medio mal trillar.
Permítalo el Señor que durante las vacaciones de esta gentuza el cielo esté gris tirando a negro amenazando y dándoles lluvia, con rayos y truenos que les empuje a encerrarse en casa haciéndose “popó” del gordo -¡mira tú si jode el estreñimiento!- temiéndose lo peor. Claro que siempre habría al menos un ministro que lejos de sufrir por eso, con su facilidad creativa, tiene a su ano sumando al natural oficio de expulsar la materia fecal y las fétidas ventosidades, una segunda utilidad que es la habilidad de engullirse… ¡engullirse...!
¿Qué es lo que se engullen por conducto tan sensible?
Buscando fotografías para divertir este folio -es la única manera que tengo este año de ver el mar que me ha dejado Hacienda después de la sangría impositiva sufrida- he dado con esta que además de ser una panorámica muy bella, se encuentra mejorada con el texto en inglés: ESPAIN IS “DIFERENT”.
“España es diferente”. Era el eslogan con el que aquel dictatorial gobierno después de tantas penurias, unas lógicas después de tres años de guerra y otras “gracias al malmetiente interés” que mostraron los derrotados rojos que perdieron el culo por alcanzar el exilio, trataba de decir el gobierno dictatorial de Franco al mundo, con sus buenos resultados en las palmas de las manos, que además de la tristeza que compungía a los países de al otro lado de Pirineos, había un sistema político, autoritario, que trataba tozudamente de conseguir que sus sufridos gobernados, con el pago a su trabajo -aquellos no eran discontinuos- además de los gastos naturales: alimentación y vestimenta, pudieran ¡por fin! llegar a ser dueños de sus propias viviendas. Para muchos primer escalón, el coche, segundo escalón y casita en playa levantina, como descansillo final de la escalera.
Claro que aquella España era diferente a esta España tan apaleada por tanto inútil, como muy diferentes son como dictadores Franco y Pedro Sánchez.
Eloy R. Mirayo.
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