Por mucho que lo he estudiado uniendo noches con días y comidas con deposiciones;
por mucho esfuerzo que he exigido al pensamiento; por mucha libertad que le he concedido para ejercer allá donde la inspiración se lo pida; por mucho empeño intelectual que he puesto y sigo poniendo, no he sido capaz de comprender, entender y valorar la cuestión hasta ahora mismito, que relumbrante, desde mis adentros más profundos, ha brotado en mi cerebro, como, plis plas, brotó la luz en algunos lugares de nuestra patria, después del grandioso apagón que nos regaló -esas cosas le van de cojones- el presidente Sánchez.
Las actuales dificultades contra las que nos vemos obligados a luchar diariamente son -así me parece a mí- como las dolorosas dificultades que sufre una parturienta, que desaparecen en cuanto se produce el alumbramiento, dando paso a la maravilla de ver ante sus ojos una criatura pura y virginal, un ser humano con su propio proyecto vital con la posibilidad de convertirse –si el rojerío se lo permite- en un plan personal para alcanzar sus auto marcadas metas a lo largo de su existencia.
Igual que a la parturienta es lo que nos ocurrirá a los españoles cuando el Pedro, la Begoña, el David, José Luis, la Montero, el Marlasca, el Tito, el Oscar y el largo etcétera que supone nombrar a todos, todas y todes (no me toques los cojones) cuantos son, terminen de recoger “la parva” que tantos sufrimientos, dolores y privaciones nos ha costado reunir a los españoles, y se vayan a “ ponerse” hasta las cejas en otras latitudes que, como si nos hicieran volver a nacer, cada uno tendrá su plan personal para alcanzar sus metas y deseos a lo largo de su vida siempre que no aparezcan… otro Sánchez, otra bego…
Eloy R. Mirayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario