Este es el camino que tiene por meta federalizar a España que le ha sido encomendado a Sánchez, por quien de verdad gobierna este país, deplorable sombra de lo que fue no hace tanto tiempo.
Para quien como separatista catalán millonario, gracias a la aportación de todos los españoles que más o menos utilizamos su producto -no me voy a exponer diciendo su nombre, apellidos y dedicación-, ha sido una grandísima suerte para su intento de alcanzar el gilipollesco sueño de convertir a Cataluña en nación independiente, que individuos como Zapatero en primer lugar, Rajoy a continuación y Sánchez en la actualidad, hayan alcanzado el desempeño superior a sus capacidades y valores de presidir el Gobierno de España. A estos especímenes humanos alguien -no yo que soy muy respetuoso-, les podría catalogar como tres deposiciones de la Democracia.
Y también es grandísima suerte para él, y para quienes tienen el mismo ilusorio empeño, el enfermizo "despatriotismo" que desde la defunción de Franco se ha venido inoculando a través de los distintos Planes de Educación y por el sucio “trabajo” de ciertos medios de información, lacayos de las tesorerías de todos los partidos políticos (menos uno, al que todos atacan: VOX), haciéndoles creer a los españoles que el patriotismo, el orgullo de ser y sentirse español era algo nocivo; una de las muchas imposiciones que sin tener el mínimo beneficio, obligaba el “Dictador”.
Estos tres individuos, trabajando para “el Plan”, con simpleza intelectual unos y con suma maldad los otros, o por ambas cosas los tres, con sumisión al oculto dedo, son los conseguidores de que la práctica totalidad de nuestras provincias hayan perdido el sentimiento de paisanaje con las que tienen en rededor. Paso muy peligroso contra la Unidad Nacional, que tienen para dar, si no se ponen dos buenos cojones en contra, las provincias Vascongadas, Cataluña, Galicia…
Ese es “el Plan” por el que, sin haberlo acabado, no se ha llevado a efecto “la tan anhelada” dimisión. Por eso y porque no ha encontrado alguien “mejor”, para sus criminales intereses.
Eloy R. Mirayo.
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