Existe algo que nos diferencia a las personas de decencia sana, de talante autodisciplinado, actitud leal y respetuosas de los que desde siempre -así nacieron- están podridos en cuanto a decencia, autodisciplina, lealtad y respeto que son los rojos sociatas, los intensamente rojos comunistas, los palurdos separatistas y los de LGBTI.
Nosotros, las personas sanas somos tan disciplinadas que, hecha y explicada la protesta sin ningún tipo de incidente -por poner un ejemplo la reciente manifestación de la Policías y la Guardia Civil el pasado sábado- concluida la protesta hecha pública en la calle, para conocimiento general, respetuosamente, en silencioso caminando regresamos a nuestras casas o a nuestras obligaciones, dejando el trayecto utilizado absolutamente limpio e intactos los escaparates comerciales (diana preferida de la bestia roja) y los enseres municipales.
Eso es lo que nos distingue; es como aquello que distingue el pan bien horneado de la pestilente mierda.
Volviendo a la protesta de quienes cuidan de nuestra seguridad -¡de la seguridad de todos! también de la "macarrada"- poniendo en el mayor riesgo su integridad, hoy lunes, parece como si esa protesta tan llena de razón por la ley que propone este sospechoso Gobierno, que por la mano de Marlaska, les amenaza claramente con retirarles, a policías y guardias los últimos restos de autoridad que les quedaban, les pone ante los delincuentes en la verbenera caseta del pimpampunesco "tiro al guardia". La sensación que le queda al buen ciudadano es que este Gobierno que tan ricamente se "rejunta" con separatistas, comunistas, la blanqueada ETA y tal y tal, buscando el redondeo del no saber donde esta la cabeza y donde la cola, está tratando de ampliar "su real corte" con la incorporación de la delincuencia común (hay que amarrar el voto).
Este sábado que acabamos de dejar atrás, fue la protesta más razonable de cuantas se han producido en España en los últimos cuarenta y tantos años y hoy lunes, el silencio (quizás muy bien pagado) casi general en los medios de comunicación nos hace dudar de si lo del sábado fue una ensoñación que jamás hubiera sucedido.
Anteayer fue sábado. Hoy es lunes y en toda España, y en casi todo el resto del planeta se habla de la campaña -¿estatal?- para "salvar al soldado Barsa" de la ruina que le come, y de los penaltis que no le castigaron al Barcelona -¿entrará eso en la negociación del ciudadano Sánchez con los palurdos separatistas catalanes? No me extrañaría- y del enorme golazo que Vinicius le colocó al Sevilla. ¿Lo de los policías y los guardias...? ¡Eso lo tratamos el sábado!
No son así los rojos sociatas, los intensamente rojos comunistas, palurdos separatistas ni los de LGBTI. Ellos, los muy jodidos (algunos más que otros) cuando salen a la calle, sacan su quimera y, encabezados por la roja "Batukada", a sus recios acordes son capaces de atormentarnos durante, no varios días, meses o años (que también), sino durante mas de un siglo.
Eloy R. Mirayo.
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