lunes, 12 de julio de 2021

NIÑAS... ¡AL SALÓN!

Don Fernando Vizcaíno Casas, si no nos hubiera dejado en noviembre de 2003, reescribiría ese entretenimiento literario con su natural gracia y talento, aunque quizás cambiando una mica el argumento.

Tanto con el blabla, blabla de los toca cojones del rojerio e iguales toques de los, las, les (¿a qué suena a rumbita flamenquita?) del "arrejunte" de la "sopa de letras" (LGTBI), con el cansino tema de la igualdad, va él (que sin Iván Redondo no sé quién coño se lo habrá soplado) como presidente de este gobierno (en minúsculas), y sin cambiar el paso (ese su "pasito" de contoneo jacarandoso corporal y tal), desproporciona la igualdad de tantos machos como tantas hembras, haciendo que "les dones guanyin per golejada a els homes" (reminiscencias verbales de su tratos con los separatistas durante  el tejemaneje del los indultos)  en su composición. 



Y es que él, así, se siente de lo más feliz.

Hace un kilo y medio de años... O quizás dos kilos, triunfaba en este país, mi querida España, un cuplé muy marchoso cuya letra decía así: 

Batallón de modistillas
de lo más requebonito
y lo más jacarandoso
que pasea por Madrid.
Y ya estamos aprendiendo
la instrucción con entusiasmo,
deseando que se aprecie
nuestro garbo por ahí.

Bueno; pues algo así es lo que ha venido a decir el presidente de nuestro gobierno, el fabulista Pedro Sánchez, que a la vez es secretario general (también con minúsculas) del partido sociasanchista, que se ha propuesto poner al simpático cuplé como Number One en el "Hit Parade" Nacional, propiciando que ante el reto que supone salvar nuestra economía que él, sus ministros y todos sus asesores la tienen muy jodida, sus "dones" estén valientes y muy dispuestas a:

"El más fiero enemigo
Caerá deshecho
Que estamos decididas
A dar el pecho".

Y es que, como dicen "las cinco chicas del barrio": 



Esa es la diferencia entre la gilipollez y la normalidad: cualquier persona, aunque nada más sea de mediana inteligencia, para llegar a "donde se quiera ir" lo que necesita es utilizar el mejor medio de transporte: si tiene avión, pues avión; si tiene barco, pues el barco; si tiene coche, pues el coche; y si tiene burra... ¡Pues, la burra! Pero no es seguro que viajar a lomos de una burra sea demasiado placentero, pues suele ocurrir que las burras, caprichosas ellas, se suelen poner muy tercas si el camino demasiado cuesta arriba no les gusta. Y hay que tener mucho cuidado porque, a la menor, la emprende a coces y mordiscos.

No todo es...

"como estamos aprendiendo 
la instrucción con entusiasmo
deseando que se aprecie 
Nuestro garbo por ahí".

Eloy R. Mirayo.




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