"Odia las negativas consecuencias y compadécete de los cabrones que con sus continuas y variopintas cabronadas son, como auténticos ñapas de la política, quienes las provocan".
Este encabezamiento es una versión personal que se me ha ocurrido sobre el buenísmo del exquisito, fino y delicado, sin pasarse de cursi, slogan: "Odia el delito y compadécete del delincuente".
La "cosa" siempre camina por las mismas sendas a lomos de los mismos gilipollas adoradores de "lo políticamente correcto" que dan lustre a las cacicadas de los peores déspotas. Son las sendas por las que sus asiduos caminantes nunca se ven implicados como sufridores de las cabronescas circunstancias que se les hayan podido ocurrir al cabrón de turno o, si alguno hay que las haya sufrido, como bien formados "masocas", les han pegado
en el mismísimo puto centro del punto "G".
Esta reflexión se me ha venido al coco esta mañana escuchando una de las tertulias de la radio, camino de nuestro pequeño negocio, tan involucrado se encuentra en la ¡grandísima cabronada! en la que en estos momentos estamos sufriendo la inmensa mayoría de los españoles; todos los españoles, podía decirse, menos los golfos desahogados a lo que tan bien se les da la práctica letal del hijoputesco deporte de hacer cabronadas desde todos los escalones del Poder, y de aquellos "compadecedores" que ya están saliendo en los medios intentando "suavizar" con sus comentarios, la penetración que la Justicia parece estar en el trance de llevar a cabo sobre la pecadora anatomía de más de uno de esos cabrones de cuota que los partidos han criado en los pesebres de sus cuadras.
Ahora la labor de "esas almas puras" que se desviven por expandir el compasivo sentimiento, lo envuelve con el papel (que ni siquiera valdría para usarlo en la tablilla del water) de que, los delitos que la totalidad de los españoles estamos convencidos que han cometido, porque los sentimos sobre nuestros derechos e intereses, no son delitos, sino malas prácticas políticas, en la que la Justicia -eso nos quieren hacer creer- tiene poco o nada que decir; pidiendo que sean las urnas, quienes dicten la sentencia. ¡Ya veremos!.
Esos (¿interesados?) tertulianos y tertulianas que usan de esos comentarios, deberían tener el valor de, con la pesadez de un visitador de los Testigos de Jehová, ir casa por casa de quienes han perdido a uno o a varios miembros muy allegados de su familia -padres, madres, hijos etc.,- por haber sido infectado por el viruscoronado, de quienes ni siquiera han podido asistirles en sus últimos momentos, diciéndoles que renuncien al consuelo de la Justicia, y esperen a ser reconfortados con el castigo que los culpables cosechen con los resultados que salgan de las urnas, en próximas elecciones.
También creo yo que deberían ir, con el mismo sonido de chirimías, a las compañías de seguros, que han de pagar pólizas de "Seguro de Vida", si es que (yo no sé absolutamente nada de nada, pero de Derecho, mucho menos) las hubieran contratados algunos de los afectados por el virus, en beneficio de sus herederos; a los que alguien deberá abonar, al menos, la cantidad señalada en los contratos.
Eso sí, con una de sus desvergonzadas ñapas de las que ya nos van teniendo enterados estos políticos, no llegan a un soterrado acuerdo feliz con las compañías aseguradoras, en perjuicio total del legal beneficiario al que, como en el viejo chiste, solo le quedará llevar a cabo la "venganza del chino", ejercitando con inteligencia la gestión de su voto.
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Aunque sé que es de algo de lo que todos estamos enterados, no quiero dejar pudriéndome las entrañas y nadando sin llegar a parte alguna en el tintero, la lamentable actuación del encoletado jorobado del Congreso de los Diputados, acusado a Vox de "querer dar un golpe de Estado" pero, para apostillar su ocurrencia y resaltar la cobardía de VOX "no atreverse" y, en respuesta a la petición al presidente de la comisión, el señor López, de retirar esa acusación por parte del diputado de VOX, don Iván Espinosa de los Monteros, lejos de rectificar y pedir disculpas, se reafirmó; lo que obligó a marcharse de la sala al diputado de VOX y, con los usos de los cobardes que no tienen media torta, cuando ya saben que no se les oye, le rebuznó con cierto jolgorio: "Cierre la puerta al salir, señoría".
Yo entiendo que un personaje de esa calidad, para muchos dudosa, pueda creer que VOX pudiera tener la intención de dar un golpe de Estado. De la misma manera que él ha llegado a tan profunda convicción, cualquier otra persona -yo no llego a tanto- conociendo con amplitud sus andanzas por el promiscuo mundo del "follamigo", pudiera llegar a la conclusión de que el señor Pablo Iglesias Turión, de lo que tiene una irrenunciable vocación es de llegar a alcanzar a convertirse en el más popular Chulo Putas del país. ¿Es posible que haya quien crea que ya lo ha logrado?.
Eloy R. Mirayo.
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