martes, 26 de mayo de 2020

ÑAPAS.

Lo peor; lo más dañino; el imposible de lo que jamás pudiera llegar a ser que nos recuperemos los españoles, comenzó en los momentos previos, durante y seguirá después del viruscoronado -¿por qué será que cuando oigo hablar sobre el viruscoronado siempre me acuerdo de don Juan Carlos?-, si es que no ocurre el milagrito que obligue al jodedor virus de esta pandemia, a que tome la decisión, por su cuenta y riesgo, de auto exterminarse. Esperar que sea vencido por este gobierno sería un intento esperanzador de resultado del todo imposible, si se comprende -no hace falta hacer el mínimo esfuerzo intelectual- que este polipodrido gobierno está presidido por un ñapas de la política con los títulos de: "dictatorial”, “autoritario”, “miedoso”, “demagogo”, “incoherente" "trepador" "embustero" e "inútil" con ínfulas de superdotado intelectual que cierra su esperpéntica fotografía biográfica con una gran carga de chulería barriobajera. Y, lo que agrava aún más nuestra desgraciada existencia es que, como mamporrero (político) mayor del reino, para reunir mayor cantidad de ñapas y de peor calidad, tiene amorosamente adosado al lomo (como se agarra una garrapata que 

chupando la sangre de  los testículos de un buey se convierte en rezo) como palanganero, a un mala leche "Pepito Grillo" con coleta que, como proyecto vital, trata de tomarse venganza contra el mundo entero, por su desagradable presencia física, uniendo a las ñapas del presidente sus propias ñapas, junto a las de su compañera, y vivir como un "Pachá rojo", al estilo de los que surgieron en Rusia cuando se deshicieron del yugo soviético.

Como bastón para apoyarse en el Congreso de los Diputados este gobierno ñapista, se vale de un ser, desestetizado, cazurro y faltón que, con una insultante verborrea Lastra cualquier buen intento entre las personas normales de darle trascendencia a sus rebuznos. Y así es que nadie mínimamente formado, escuchándola, puede llegarle la posibilidad de comprender la lógica política que se ha empleado para haber alcanzado la fechoría de desterrar el ejemplar recuerdo de oradores como Emilio Castelar, Salustiano Olózaga, Francisco Pi y Margall, José Canalejas, Nicolás Salmerón, José Echegaray… y es que la persona -seamos generosos- en cuestión, como la práctica totalidad del gruppetto ministerial, sumando las vicepresidencias y, naturalmente la presidencia y la totalidad de sus enchufados, está formado por auténticos ñapas, al estilo de los que pululan haciendo estragos en la economía sumergida.

En eso deberían pensar los españoles para determinarse de cara a las próximas confrontaciones "urneras", como ya estamos determinados más de cinco millones alrededor de VOX, cuando se necesitan unos servicios tan importantes; dejando de lado al ñapa, y ponerse en manos de políticos más preparado, más serios y decentes que actúen como buenos profesionales que no entren en sus decisiones la hacernos sufrir las hazañas un ministro de Sanidad, en una pandemia de tres pares de cojones de burros andorranos, como esta, que lo único que sabe, de algo que se acerque, trabajosamente desde la lejana lejanía a lo sanitario, es que para extirpar una espinilla del rostro, o de cualquier otra parte del cuerpo humano, se debe hacer presión con los dedos índices de ambas manos, poniendo las uñas por delante hasta verla emerger. 

Aproximadamente con igual preparación, salvo las clásicas excepciones, están cubiertas cada una de las carteras ministeriales,  él o la sorprendida titular, tiene el mismo conocimiento de sus funciones que el ministro Salvador (!que cosas tiene la vida!).

¡Illa ¡Illa, illa, este Illa no es maravilla!

Eloy R. Mirayo.



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