"¡Sola y borracha quiero volver a mi casa!"
Esta pudiera ser la única idea filosófica que anide en el cerebro (no hay que ser duro y exigente!, igual es que a la señora no le cabe nada más en la cavidad craneal) de la máxima personalidad pensante del ministerio y, como la leyenda (copia de un original desechado) parece haberles tocado el mismísimo "punto G" lo han convertido en el lema, un tanto golferas (¿que podríamos esperar?), de la manifestación que desde el ministerio de Igualdad de este pintoresco, a brocha gorda, gobierno, al más típico estilo bolivariano, celebrará el próximo domingo en Madrid, con sus, también típicas y bolivarianas, zurrapas provinciales.
¡Buen ejemplo el de las recias amazonas del ministerio de Desigualdad!
Ejemplo que deseo de todo corazón que diariamente, como cambiar de braga, cumplan a rajatabla las hijas nacidas de esa ministerizada fauna; explícito modelo, en carne y hueso, de lo que es la agresiva, desenfrenada y enfermiza feminidad.
"No se equivoque, don Eloy; ellas, la mayoría de las que dirigen el cotarro, lo que quieren es ser hombres, con vagina y tetas, en vez de pene y testículos". Me ha comentado el dependiente de la cafetería donde desayuno todos los días. Eres un poco exagerado ¿no crees?. El continuó sirviendo cafés y churros.
Hace falta tener el físico muy bien surtido de gilipollez y un cerebro en dirección desconocida, para utilizar la borrachera, un vicio excluyente que termina siendo una grave enfermedad, como si fuera un valor a rescatar; digno de declarar la más dura y encarnizada lucha.
Pero también hace falta tener un cerebro muy necio para utilizar el "sola y borracha quiero volver a mi casa". Porque ¿así de borrachas es como las quieren las responsables del ministerio de la señora Montero?
¿Así es como esa trupe de iluminatis que forman la pandilla de la Igualdad piensa que deben llegar solas las mujeres a sus casas? No puedo dejar de insistir en la creencia de que hace falta ser imbéciles de tomo y lomo, para no haber sido capaces de encontrar un reclamo mejor. Lo que no deja de extrañarme ¡siendo rojos!
¡Claro qué no! Para eso de recogerlas está el SAMUR, no para llevarlas a sus casas, sino al hospital más cercano, cuyos gastos los pagamos todos, menos la gente que, como la señora Montero, han conseguido la hazaña de cobrar un buen pellizco mensual de los Presupuestos Generales del Estado.
Lo que resulta un contraste de grandes dimensiones, viniendo de la sanjuaná de las "igualitas" -a ver si empiezan a "igualizar" por los sueldos- es la prohibición municipal del ayuntamiento de Barcelona, en el que luce la "escrachera" alcaldesa Colau, que ha tenido el detalle, lógico de su personalidad inquisidora, de prohibir la tradicional procesión en honor a San José, que se celebra todos los años en Barcelona.
Otra cosa sería si en vez de pasear a un santo, fueran las consabidas protestantes profesionales en bolas, acompañadas de las imprescindibles batukadas.
Eloy R. Mirayo.
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