miércoles, 2 de octubre de 2019

SIN OTRA META QUE TENER EL PODER.

Pablo Iglesias pasa al ataque contra Íñigo Errejón: "Nosotros no nacimos para apuntalar el sueño de los poderosos"

Pues claro que no; el comunismo, eso es lo que es el señor Iglesias: comunista de tomo y lomo, nació sin otra meta que quitar el Poder a quienes lo tenían, para tenerlo ellos en sus manos, como es fácil de demostrar, repasando los casos de la extinta Unión Soviética, China, toda aquella tropilla de siniestros líderes de los países satélites, y los que en estos momentos, a pesar del fracaso del invento, esclavizan a algún que otro país por el mundo adelante.

Pero no es que los comunistas quisieran el poder para hacerlo común entre el paisanaje, sino para disfrutar de lo que de él brota. Y hasta de lo que se puede sacar ordeñando al pueblo liberado.

Admito la opinión de que haber traído de nuevo a este blog la mansión de Galapagar, morada del jefe de Podemos, es una reticencia que ya cansa pero, resulta que para esta ocasión, me viene de P*** Madre.

El señor Iglesias, como muchos otros comunistas que ha clavado sus uñas y dientes en el jugoso pastel de la política activa, no ha necesitado de varias décadas de

trabajo sobre sus nada acostumbrados hombros, para apuntalar su poderío económico; lo que sin duda no han conseguido el "150%" de los ilusos que le votarán dentro de ná.

Es lo extraño del ser humano en general, pero más extraño aún resulta lo del ser humano español: la facilidad que ofrece para ser manipulado por quienes únicamente usan la herramienta que excita su estupidez, al tiempo que obturan su memoria con toda clase de malsanas chorradas y falsedades. El tanto por ciento de personas decentes que conviven en el Mundo codeándose ovejilmente 

con la turba izquierdista de toda clase de leches y raleas, es largamente superior -¡menos mal!- pero, como decía ahí mismo, tiene siempre a disposición su corderil facilidad a ser manipulado; lo que el rojerío aprovecha largamente pasando de ser la ideología política totalitaria con más crímenes en su mochila, a filosofía política, más que necesaria, imprescindible para el buen funcionamiento de la Democracia.

No me privo de decir que si era necesario aportar una prueba necesaria para que avalase lo escrito, esa afirmación, "imprescindible para la Democracia", sería una prueba absolutamente incontestable.

En cuanto lo aún más extraño que le ocurre al ser humano español 

lo explica el que de manera igualmente ovejil, que el resto de países europeos -no hace falta extenderse- se ha aceptado a la hiena como animal de compañía, olvidando que, con la espalda contra estas vallas del cementerio de la Almudena, en Madrid, 

como en otras muchas vallas por todo el territorio español, fueron fusilados muchas personas por el flagrante delito de ser fieles de la religión cristiana. ¡Ah! Y hay muchos clérigos, monjas y católicos de misa y comunión que les han votado durante este periodo democaquito, y en las próximas elecciones volverán a hacerlo.

¿Es usted católico?
-Si; practicante.
¿Le gusta el orden y la Seguridad tanto en las casas calles y en el trabajo?
-¡Pues claro que si!.
¿Cree usted que en estos momentos eso existe en España?
-¿Es que usted no lee los periódicos? ¿Acaso no conoce a nadie que haya sido víctima en algún delito?

Si; yo, Eloy R. Mirayo, he sido robado dos veces en mi negocio, y otras dos veces en el chalet.

Pero, quiero preguntarle, para terminar y no cansarles, si en su familia todos los que está en edad de trabajar ¿trabajan todos? Y si no ¿tiene buenas perspectivas de futuro?
-Déjeme en paz ¿buenas perspectivas ...? usted está de cachondeo.
-¿Votarán en las próximas elecciones?
-Si, si; hay que acabar con esta incertidumbre en la estamos metidos.
-¿Saben ustedes que existe un partido decente que se llama VOX? Vox está en la lucha para devolver a los españoles la seguridad tanto física como laboral

-Por supuesto; leo El País.
-¿Le votarán?
-No; esos son muy extremistas.

Normal; usted como otros muchos gilipollas votarán a quien haya tenido más fortuna manipulándole el hueco que su inteligencia dejó en su cráneo.

Eloy R. Mirayo.



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