Las circunstancias mandan y, en estos momentos ("manda huevos"), me ha fastidiado la circunstancia penosa que ha sido el sesgo de la política democáquita de este país, mientras yo estaba feliz llenándome de España.
Me ha fastidiado de gran manera, porque ya con un pie en el avión, para visitar las españolísimas ciudades de Ceuta y Melilla, he tenido que regresar a todo correr a mi Madrid.
Y ello me jode, porque guardaba Madrid, como crisol que une en fundición a todos los españoles, para el final de mi periplo.
Ahora ya estoy aquí, pulsando su nuevo ritmo cardiaco. Está tranquila; Madrid está tranquila; o acostumbrada; o aburrida de aguantar a tanto gandul de zafias maneras, pisoteando su epidermis, con "zapatos mal adquiridos". Pero siendo tan fuerte, lo aguanta todo; hasta la excesiva mansedumbre de sus habitantes, sin ánimo de pelea. Estamos hablando de los excesivamente respetuosos, ante la situación tan poco respetable que se está produciendo bajo nuestro cielo. Y no señalo solo lo reciente.
Hablé hace unas cuantas fechas, con el debido respeto a lo que el lugar representa, siendo el Congreso de España, que los diputados lo estaban convirtiendo en el "Palacio del Tocomocho" y creo que, ante el comportamiento de algunos de aquellos golfos, hasta los leones de la escalinata me darían la razón, sin la menor duda, si tuvieran la capacidad de hablar.
No es comprensible para mentes normales entender como fue posible que al señor Rajoy, con tantos años viviendo en la Capital del Reino, se dejara dar el conocidísimo timo de "la estampita".
Don Mariano, ¿como no vio usted, tan perspicaz otras muchas veces, que el aldeano que había debajo de la enorme,
con el sobre de los "billetes" del necesario apoyo, era un émulo del personaje que los cambiaba por recortes de papeles sin valor alguno, interpretado por Tony Leblanc, en la película "Los Tramposos"?.
España desde la antigüedad más antigua, tenía absolutamente demostrado ser un país rígido; sin fisuras en sus formas, y eminentemente serio; sin espacio a la sonrisa.
Eso ha cambiado, no porque ahora sea más alegre y divertido que unas castañuelas, sino porque la aparición de esta "manada populachera" que nos ha tocado en el CUPONAZO (la reciente Pócima de Censura), lo están convirtiendo en la risión desternillante para las gentes inteligentes de Europa, EEUU y el resto del mundo. Y, me atrevería a decir, sin miedo a confundirme, que hasta los orangutanes (y orangutanas, que nadie se me enfade) de Borneo,
se están descojonando cuando les cuentan que en España ha vuelto a gobernar el PSOE (que después de Zapatero, ya nos vale), junto a otros veintiún partidos y escurriduras extremistas izquierdistas y las formaciones políticas de las únicas y verdaderas extremas derechas, la de Cataluña que además es xenófoba, y la de los que después del "ruido" recogían "las nueces" en las Vascongadas.
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El ex presidente Rajoy ha decidido hoy dejar su cargo de presidente del Partido Popular; seguramente porque ha pensado que ya nada puede hacer en el Partido.
Lástima que el señor Rajoy, haya tardado tanto tiempo en llegar a esa conclusión. Si a la propuesta de don José María Aznar, hubiera dicho no; habría sido un acto beneficioso para su partido (algo que jamás me ha interesado) y extraordinariamente beneficioso para España.
Eloy R. Mirayo.
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