Zamora. Una cómoda silla y ahí, en ese clarito, al sol castellano y al amparo del monacal silencio, con un buen libro en las manos, disfrutar en paz y sosiego, lejos de las actuales turbulencias.
Salvo otros menos importantes vestigios arquitectónicos es el románico, como casi en el resto de Castilla-León, el que más y mejor se conserva.
Además de la catedral, en Zamora capital existen 22 iglesias románicas, que como he dicho, se encuentran en magníficas condiciones. Hacer la visita a su interior es algo que jamás se puede olvidar.
Y, mis muy queridos amigos; así es la Plaza Mayor de Zamora ¿Qué os parece? Si; muy lucida.
Decir lo que se siente paseando por las calles de esta bonita capital, es de tanta emoción íntima que sólo quien se aventura puede llegar a medir con palabras. Y cómo sería una estupidez por mi parte intentar condensar una historia que se remonta a la edad del cobre, dedicare unos minutos en decir lo bien que se come y se bebe aquí, en Zamora, que también es histórico. Muchos restaurante pero, por decir uno, en "los Caprichos de Meneses", le puedes atacar a un Cocido Zamorano de primero, y la segunda parte jugarla contra un Bacalao a la Tranca y, si queda hueco, cerrar con una Caña rellena de crema que no tendrás más remedio que sacar el pañuelo para secar las lágrimas.
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Hoy tenemos en juego, durante todo el día, una huelga exigiendo los legítimos -absolutamente de acuerdo- últimos derechos aún sin conseguir por las mujeres.
El desarrollo de la inteligencia -que no entiende de sexos- quizás demasiado lento, va igualando, en la medida que la Biología
y Fisiología lo permita, a mujeres y hombres en sus derechos y obligaciones, sin injustificadas prevalencias hacia uno u otro lado de la pareja que compone la humanidad.
Ya, gracias al empuje femenino, con alguna ayuda masculina, se ha desterrado ese ilógico estado de subordinación que, desde las noches de los tiempos, hasta bien metidos en el siglo pasado, había venido sufriendo la mujer, como si ello hubiera sido incluido el ajuar de nacimiento. Hoy la mujer, en solitario o en pareja, es dueña de ella misma; de su desarrollo intelectual y laboral; y como el hombre, responsable de sus propios actos.
La empresa, que obligatoriamente debe llegar a funcionar como un reloj suizo,
no es algo que solo incumba a la mujer, como parece ser que hay algunas feministas retrógradas que defienden; también ha de ser de incumbencia para el hombre, a no ser que lo que se está buscando no sea la igualdad,
sino la "guerra civil" entre sexos, por alcanzar la supremacía, que ajustándonos a la realidad, ha venido disfrutando el varón (aunque no todos).
A un albañil que vivía en la calle López de Hoyos 113 su mujer, una dama con un par de "guevos", además de exigirle la entrega del jornal, hasta el último céntimo, en el momento de cobrarlo, cuando a bien le venía, le daba de bofetadas y cuando el albañil hacía la denuncia en el cuartel de la Guardia Civil, encima los guardias se reían de él.
Pero, ya sé que una golondrina no trae el verano.
Eloy R. Mirayo.
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