Me molesta profundamente que se intente socavar la autoridad de las personas con altas responsabilidades en la Enseñanza; en las Fuerzas del Orden; en la Justicia; o en la gobernación del país porque, esa actitud lo único que puede acarrear es mal funcionamiento de algo tan imprescindible.
La buena disciplina (si es autodisciplina mejor que mejor), la autoridad bien aplicada y el respeto, deberían ser los mimbres de la canastilla en la que se desarrollara cualquier sociedad; especialmente la nuestra. Pero si esas tres palabras están proscritas, no es extraño que gentes sin el menor mérito intelectual, moral o ético, ataquen a personalidades extranjeras, que aceptan y desarrollan sus actividades respondiendo al deseo de quienes con sus votos -así es el sistema-, son los únicos que tiene derecho a pedirles, si fuera necesario, cuentas de su responsabilidad. Al menos, mientras sus decisiones no afecten, a este país; lo que de alguna manera también a mi me afectaría.
Desde que se conoció el resultado de las elecciones en EEUU, aquí, en este extraño país, al que no aplicaré más adjetivos, por el momento - que ya habían apostado por la "izquierdista
Hillary- parece como si se hubiera levantado la veda para abatir e insultar a Donald Trump. Claro que lo hacen con fuego graneado a distancia, como los "valentones" sabiendo que nadie les va a pedir explicaciones sonoras y dolorosas sobre sus rostros.
Las críticas a las personas o a las cosas que realizan, siempre deben ir acompañadas de la opinión-propuesta, que haga mala la forma de ser y actuar del criticado porque si no, se pierde "el derecho" a criticar.
Este país en el que ando exiliado, es proclive a la crítica, al insulto e incluso a la agresión; inmiscuyéndose en cuestiones para las que no aporta ningún tipo de solución, y que además, ni de lejos le afectan. No es precisamente la mesura, ni el uso de la inteligencia, las prendas más al uso por parte de las voces (los medios de información y tertulianos) que representan a la sociedad de este país, como tampoco son las vestiduras de muchos de sus políticos (no todos, gracias al Cielo) a quienes mejor les iría un parche en el ojo; un garfio por mano; una pata de palo y un pañuelo anudado en la cabeza.
Mi abuela Leonor diría que este país es de esos que ven la paja en ojo ajeno, y son incapaces de ver la viga en ojo propio.
La globalización; la aparente proximidad de territorios y gentes merced a las nuevas tecnologías -pienso yo- es lo que ha motivado el que unos cuantos gilipollas (políticos rojos, animalistas, ultra feministas, organizaciones de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, transformers y, los que se arriman a cualquier cosa en compañía de la clásica "Batucada")
la hayan desvergonzadamente emprendido contra el presidente electo de EEUU. Y, hasta alguien, con tan lamentable físico como Pablo Iglesias, se permite llamarle "tipejo".
Lo siento pero yo no me creo con autoridad para juzgar a quien, hasta ahora, no ha cometido delito.
Eloy R. Mirayo.
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