Lo que se nos está diciendo es que ya estamos rebotando
hacia la salida de la crisis después de habernos roto la cara contra el suelo
de su máxima profundidad. Lo dicen las máximas autoridades del "club"
europeo al que nuestro Gobierno está
uncido, y nos lo repiten nuestra propias autoridades del ramo: el ministro de
Guindos y su colega de gobierno el señor Montoro. ¿Habrá que creérselo? Yo rezo
a Dios y a todos los santos del cielo para que así sea, pero me cuesta mucho
trabajo tragarme ese hueso porque los hilos de globo que se necesita para
elevarnos hasta lugares mas cómodos, son muy endebles y, si no se pone empeño
en reforzarlos, es de temer que nos quedaremos más cerca de la fría oscuridad
que del templado y luminoso Sol.
Hay quien está avisando que el peligro, como un buitre sobre
la carne en descomposición, revolotea sobre las balanzas comercial y por cuenta
corriente, que tanto hambre y tantos desahucios han causado para conseguir
situarla en positivo, y que ya vuelven a estar amenazadas.
Los hilos del globo salvador son el ahorro, la exportación,
la producción que mejore la competencia, ampliación del sector industrial,
bajos costes de la energía y deuda reducida a mínimos y, por lo que se puede
fácilmente constatar, ninguno de esos cinco hilos se encuentra en las mejores
condiciones.
Difícil es que el ahorro aumente y crezca la productividad
si los sueldos están por los suelos; difícil es que crezca la industria y se
exporte más si los costes energéticos son tan altos que nos sacan de la competencia.
Muy difícil es que el globo nos eleve si el único gas es el que se extrae de la
bajada de los costes laborales. Pues como decía mi abuela "ningún perro
lamiendo engorda".
Los políticos españoles que han gobernado España desde la
instalación de esta falsificación de la Política, no han sabido gestionar la
herencia económica que incomprensiblemente les cayó en sus desgraciadas y muy
pecadoras manos. Los mandrias, como los nietos sin principios éticos ni
morales, se han cepillado en francachelas y cachondeos los cuartos del abuelo,
ganados y ahorrados con toda clase de sacrificios y privaciones de lo
superfluo.
Cuando, por su incompetencia llegó la crisis económica, su
falta de recursos intelectuales permitió que la industria nacional, huérfana de
las necesarias ayudas, se fuera desangrando hasta prácticamente desaparecer,
llevándose con ella cuatro millones de puestos de trabajo.
Milagrosamente, porque no se sabe con que, ni como, ha
durado hasta el día de hoy el superávit por cuenta corriente que se instaló en
nuestro país con el Gobierno del Generalísimo Franco.
Parece ser que la "cosa" marcha bien pero... la
deuda acumulada se acerca al 100% del PIB, con signos de seguir creciendo y,
aún reconociendo mi supino desconocimiento en la materia, pienso que nunca
puede ser la mejor manera de salir de la deuda, seguir ampliando la deuda con
nuevos créditos.
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Los trabajadores con Franco
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Los trabajadores con la Democaca
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