No cabe duda de que Alfredo Pérez Rubalcaba es un hombre de
este Estado... de este Estado comatoso con un pie en la fosa del deshecho,
previo paso por la ruina económica, ética y moral, y con el otro pie en camino.
La cosa es chusca; que haya medios de información que de
alguna manera proponga la entrega del Toisón de Oro para el ciudadano Pérez,
socialista, federalista y republicano, simplemente indica el nivel de estupidez
intelectual de quienes tienen asumida la "sacrosanta obligación de
informar a los españoles". Parece ser que para estos avezados
"plumillas" el hecho de que "la Liebre" y su muchachada
sociata hayan votado junto al PP, y otros, a favor de la abdicación de don Juan
Carlos, es suficiente mérito para alcanzar el alto honor de que su pescuezo sea
adornado con tan pesada collera, cuando la única collera que el interfecto
debería lucir, igualito que aquellos "plumillas," es la "collera
colorá", que les unciera al carro de la estupidez y de la ignorancia pues,
si piensan que su papel en el Hemiciclo merece ser recompensado, por haber
resultado ser su actitud un importante servicio al Estado Español, no es con el
Toisón de Oro, con lo que se le debería distinguir, sino con la Cruz de la Real
Orden de Carlos III, que es la máxima condecoración española (¡hasta ahí
podíamos llegar!); aunque yo no le concedería ni siquiera una chapa que tapa el
gollete de un botellín de cerveza Mahou. Aunque pienso que por el motivo que se
le "nomina" no se le debería conceder, si creo que se le podría
otorgar por su extraordinaria colaboración en la inminente desaparición del
socialismo autóctono.
La mejor manera de
pasar a ser reconocido en este jodío país en que han convertido a España, es
morirse. Eso es, políticamente, lo que está ocurriendo con la liebre del
Cantábrico. Habiendo estado en puestos de responsabilidad en el tiempo del GAL
y los "fondos reservados" y, en los últimos años el caso
"Faisán" y el feo asunto de la Autonomía Andaluza, que deja sin
resolver, los imbéciles de turno le han concedido el titulillo de HOMBRE DE
ESTADO. ¡A cualquier trapo le llaman vestido!.
Ese titulo honorífico, Hombre de Estado, desde que España ha sido
colonizada por los enanos cerebrales, como lo fuera Gulliver por los enanitos
físicos, se da en esta renombrada Sede que se ve en estas tres fotos, que
ilustra esta página de mi blog. En ella se ve al numerosísimo público que está
reunido esperando a Rubalcaba, y el de la gorra, es el Gran Maestre, Cubierto y
Togado que sacará de la reluciente cesta el Título de Hombre de Estado, para
tras un beso en la calva, entregárselo en mano. ¡Oye! Eso es lo que me han
contado.
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