La permisividad es una mala manera de esperar a que las
cosas que se han salido de madre, vuelvan a su cauce natural. Es cierto que
España, durante los años del gobierno autoritario del Caudillo Franco, fuimos
como una isla, muy diferente al continente europeo al que territorialmente
pertenecíamos; ellos andaban por amplias sendas por donde transitaban cantidad
de cosas, para nosotros, por desconocidas muchas de ellas, más que
innecesarias, dañinas para nuestras nuestro vivir diario.
Para la gran mayoría, si no la totalidad de los españoles,
resultaban absolutamente desconocidas cosas como la corriente "ocupa"
lo que entonces en la Europa
democrática era bastante común, como muy común era el consumo legalizado de
toda clase de drogas duras, medias o leves, si es que a parte de las drogas que
se venden en las droguerías hay alguna droga que se la pueda considerar con
benevolencia, o la proliferación de toda clase de mafias. Nuestras sendas, si
se quiere decir, eran estrechas, pero bastante seguras para transitar. Y
transitábamos, las personas decentes con muchísimo menos riesgo de como lo hacían el resto de los europeos,
en infinitamente menos de los riesgos que nos vemos obligados a capear en estos
horrorosos momentos, en los que tanto se nos ha igualado a los
"guiris" de los Pirineos arriba.
Ya tenemos la sendas anchas; mucho más anchas que nuestros
vecinos; y con magnifico césped; y con frondosos árboles para que no se pase
calor cundo se transite en verano. Ya circula por nuestras anchísimas sendas,
corregida y aumentada, toda la mierda que desde el final de la II Gran Guerra
-sin rompernos ni ancharnos-, por todo el resto del Continente. Los
"ocupas" (desvergonzada tribu que como garrapatas viven chupando
gratis de lo que a los demás nos cuesta un "Guevo"), recién nacidos
en nuestros lares, como quien dice, han crecido de manera exponencial, y como
es producto importado de la democrática Europa, las autoridades, estatales o
municipales, se "la tientan" y, como el tacto parece agradarles, se
"la tientan y retientan" mucho, y a dos manos, antes de tomar las
medidas que en Derecho Natural, tienen obligación de tomar; protegiendo la
propiedad privada y en ocasiones, la de las instituciones.
En estos tres últimos días, en Barcelona, se están
produciendo, por culpa de la autoridad competente, unos disturbios, verdadero
vandalismo; terrorismo callejero, difícil de apaciguar por parte de los mozos y
de los policías nacionales. El desalojo de esa "peste" de un edificio
y su demolición, son las causas; pero la responsabilidad es de quienes han
permitido que indebidamente ese edificio fuera habitado ilegalmente durante
diecisiete años. Van tres días de acción prebélica; posible que en cualquier
momento aparezca el "muerto útil" para inculpar a la Policía
Nacional.
Y es que la España democaquita -Puerto de Arrebatacapas-,
es el potente imán que atrae al hampa. Todos los países de Europa han visto con
gran alegría como la mafias locales han cerrado sus chiringuitos patrios, y se
han venido a la soleada España, porque la "senda" es mucho más cómoda
y fácil.
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