Esta Democaca, después de casi cuarenta años de darnos
suplicio, aún no deja de sorprenderme, ella y las gentes que la trajeron y las
que, sin razón que lo justifique, la adoran como la máxima divinidad.
Hoy, al señor don Ramón Tamames le he escuchado algo que
después de varias horas tratando de calificar, aún no lo he conseguido. A ver
si entre los camaradas y amigos que pincháis este blog, con mejores mimbres
cerebrales me sacáis de este entuerto en el que me ha embarcado don Ramón.
La cuestión, que por otro lado me importa una
"higa", era la situación de descalabro en la que se encuentra el
PSOE, a partir del tardío anuncio de la marcha del tétrico Rubalcaba de la
Secretaría General, y por lo que parece, no se vislumbra a nadie que tenga la
suficiente mala baba como para poderle sustituir sin gran merma para el
Partido.
Haciendo cábalas sobre el posible sustituto, don Ramón
presentó como quien pudiera ser el elegido, a Antonio Miguel Carmona; poniendo
por delante de cualquier otra intelectual prenda, el hecho de ser mediático. El
señor Tamames, podría decirse que, para ser secretario de los socialistas, y
hasta para ser presidente del Gobierno de España, con haber salido en la Tele,
y desde esa tribuna soltar con cierta facilidad una interminable ristra de
morcillas demagógicas, es más que suficiente para alzarlo a lo más alto del Ara
de la Democaca.
Mi dilema consiste en saber si el ilustre economista ex
comunista y exheredero don Ramon Tamames, esta dignificando a su colega en
ciencia económica, el ciudadano Carmona, o mostrando a los españoles la poca categoría que necesita el sistema
para subsistir. Algo que los españoles ya teníamos muy bien sabido, después del
desfile de tanto inútil (Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar, Zapatero y,
ahora, Rajoy, y sus despreciables huestes, sálvese quien pueda, si es que
hubiera alguno) por los distintos escalones de la escalera del poder político,
durante los casi cuarenta años aguantando su "democaquíto" suplicio.
Rubalcaba, "Pachi" López... viendo como huyen las
ratas (¿es una metáfora...? Digamos que si), se podría creer que el barco
sociata se hunde por las múltiples vías que se le han abierto bajo la línea de
flotación; no teman mis despreciados socialistas, el barco sociata (¡mira que
lo siento!), no se hundirá, gracias a toda la mierda que ha ido creando bajo su
panza, durante los más de cien años de dañina existencia.
Con la lógica de esta Democaca, el socialismo inmundo es tan
imprescindible para el sistema como al queso la bacteria que acidifica la
leche, para darle textura y sabor.
*********************
Me decía ayer un amiguete "los trabajadores que con
Franco ahorrábamos y ahora, con la Democaca, en la cartilla que entonces
teníamos cifras, solamente nos quedan los nombres y apellidos".
¡Dios salve la Democaca! Y a la madre que la parió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario