La falsedad a la que la que la política actual esta llevando a la sociedad española, con su falso puritanismo, no tiene parangón.
Mi delito, ante la imagen oficial, como el de todas las personas decentes y sencillas, es el que siempre nos enfrenta a las situaciones con la sencillez de nuestra sencilla inteligencia. Somos poco de todo; casi nada, pero como el búho, nos fijamos en las cosas insistentemente tratando de sacar conclusiones de todo a cuanto podemos tener acceso. Y los medios de comunicación, a falta de conocimiento propio, nos dan los datos necesarios.
Y es por ese conducto por el que comprobamos como el falso puritanismo se ha instalado en el funcionamiento de todas las instituciones del Estado Español; en todos los puntos del Poder: económico, legislativo, ejecutivo, industrial y bancario.
La muestra más insignificante, pero al tiempo que más claramente denuncia el gilipollesco puritanismo de estos "pringaos" es ver, en la 1 de Televisión Española, en el espacio "Inocente, Inocente" emitido la tarde del día 28 de diciembre, en en la broma que le hicieron a "Reina de Pueblo" la señora Esteban, le emborronaban el cigarrillo (en la boca o en la mano) cada vez que la cámara lo cogía. El espacio debería estar hecho hace muchos años, antes de la ley anti tabaco, ya que la señora Esteban está hasta casi guapa y no tuvo reparo en, y nadie se lo impidió, fumarse un pitillo.
En este país, la gente se puede emborrachar anta caer inconsciente en la vía pública; se puede fumar hachís hasta por las orejas; se puede abortar porque sí, y porque a la zorra le de la gana, y hacer proselitismo de ello; en las distintas televisiones se puede ver en horas en las que los niños lo pueden ver, a mujeres con los pechos desnudos y a hombres con el pene y los testículos al aire; es muy frecuente ver en las pantallas de televisión a parejas mixtas y a parejas homosexuales copulando; se puede ver en cualquier horario los cuerpos destrozados en actos terroristas; se puede ver y oír como los terroristas y violadores son excarcelados pero dejar ver a través de la tele a alguien fumar, o llevar el cigarro encendido ¡Eso, nunca!.
Que en un país metido en la mierda hasta las cejas, para salvarnos emborronen la imagen de un cigarrillo... Ya les pueden ir dando por donde amargan los pepinos.
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