Se impone la necesidad de una fuerte alianza de los países europeos en dificultades financieras. Indiscutiblemente esos países –los políticos de esos países- en precaria situación, son los máximos culpables de sus males –entre otros motivos porque se lo han llevao crudo- pero, si desde el BCE no se les ayuda adecuadamente -sin ánimo de prestamista intransigente-, y si los países que componen el grupo duro de la Unión Europea, no les conceden el tiempo necesario que les permita sanear su economía interna que les facilite el ir pagando sus deudas; se impone la necesidad urgente de unir fuerzas, y mancomunadamente, dejar de cumplir las obligaciones de pago existentes y buscar mercado comprador y proveedores al otro lado de las fronteras del Mercado Común; separándose de la Unión Europea.
Culpables, sí que son, pero no son los únicos culpables. La forzada adaptación a las normas de obligado cumplimiento impuestas para el ingreso en la Unión Europea y el exagerado salto de la moneda propia, al euro, coadyuvaron generosamente para llegar a la lamentable situación actual, amén de la actuación desaforada, desenfrenada e irresponsable de las cajas de ahorros y bancos.
A Portugal, Grecia, Chipre, Irlanda y España, el paso de su moneda al euro supuso un alza generalizada en los precios de los artículos de primera necesidad, en muchos de esos artículos, en más de un 50%. Algo así fue, y sigue siendo hoy, verdaderamente duro de remontar para unas sociedades que, para salvar tan perpendicular pared, se ven obligadas a hacerlo sin una triste cuerda y sin un simple piolet.
Aquellos gobiernos, a partir de la fecha (1 de enero de 1999) en que se puso en circulación el euro, se vieron obligados, de lo noche a la mañana, a aceptar que sus pagos fijos y el monto de la deuda habían sufrido un fuerte encarecimiento, al que tendrían que buscar cuanto antes la fuente de donde poderlos extraer y, como no tenían –y siguen sin tenerla- la magia de Harry Potter, la única fuente de donde acarrear los ingresos extras necesarios -en España los demócratas ya habían vendido casi todas las empresas del INI, e incluso el oro y la plata de los bajos del Banco de España- fue la Empresa “Impuestos Draconianos, Sociedad en Comandita”. Pero esa medida, aunque se imponga con inmediatez, necesita un tiempo de maceración para recoger la parva; así que entre tanto, sin tratar de hallar mejor solución –entre otros motivos porque Dios no les dio la inteligencia necesaria, ni la obtuvieron de la LOGSE-, se pusieron en manos de los prestamistas internacionales con sus elevados intereses –feo asunto que unido a los elevados impuestos, desde entonces, se descarga como una pasada losa sobre las espaldas de portugueses, griegos, chipriotas, irlandeses y españoles-, que si Dios no se apiada de nuestros cuerpos y nuestras almas, y quienes están obligados no cooperan adecuadamente con Él, al menos esos cinco países –algunos más están al caer- se mantendrán en penuria hasta el año 2019.
Hay un misterio que no logro comprender; oigo y leo con mucha frecuencia que uno de los motivos que lastran nuestra economía es el costo salarial –en España hay sueldos de 5 euros la hora-. No lo entiendo; no entiendo que el mayor problema sean los salarios para que nuestras empresas funcionen bien, cuando en Alemania los salarios son más altos y, en comparación, las empresas alemanas funcionan a las mil maravillas. Tiene que ser otro el motivo: el señor Sanz, a punto de ser inhabilitado por malas prácticas en su calidad de ejecutivo bancario, recibe del banco Santander, en concepto de “indemnización” la nada desdeñable suma de 89.000.000 de euros. ¿No serán estas extendidas prácticas tan generalmente usadas las que lastren la economía nacional? ¿No serán las exageradas prebendas que reciben los políticos, lo que lasten la economía nacional? ¿No será el egoísmo del Capitalismo quien este lastrando la economía nacional? ¿No será la estupidez del ministro de Hacienda, con su interpretación impositiva quien esté lastrando la economía nacional? Pues, eso.
Culpables, sí que son, pero no son los únicos culpables. La forzada adaptación a las normas de obligado cumplimiento impuestas para el ingreso en la Unión Europea y el exagerado salto de la moneda propia, al euro, coadyuvaron generosamente para llegar a la lamentable situación actual, amén de la actuación desaforada, desenfrenada e irresponsable de las cajas de ahorros y bancos.
A Portugal, Grecia, Chipre, Irlanda y España, el paso de su moneda al euro supuso un alza generalizada en los precios de los artículos de primera necesidad, en muchos de esos artículos, en más de un 50%. Algo así fue, y sigue siendo hoy, verdaderamente duro de remontar para unas sociedades que, para salvar tan perpendicular pared, se ven obligadas a hacerlo sin una triste cuerda y sin un simple piolet.
Aquellos gobiernos, a partir de la fecha (1 de enero de 1999) en que se puso en circulación el euro, se vieron obligados, de lo noche a la mañana, a aceptar que sus pagos fijos y el monto de la deuda habían sufrido un fuerte encarecimiento, al que tendrían que buscar cuanto antes la fuente de donde poderlos extraer y, como no tenían –y siguen sin tenerla- la magia de Harry Potter, la única fuente de donde acarrear los ingresos extras necesarios -en España los demócratas ya habían vendido casi todas las empresas del INI, e incluso el oro y la plata de los bajos del Banco de España- fue la Empresa “Impuestos Draconianos, Sociedad en Comandita”. Pero esa medida, aunque se imponga con inmediatez, necesita un tiempo de maceración para recoger la parva; así que entre tanto, sin tratar de hallar mejor solución –entre otros motivos porque Dios no les dio la inteligencia necesaria, ni la obtuvieron de la LOGSE-, se pusieron en manos de los prestamistas internacionales con sus elevados intereses –feo asunto que unido a los elevados impuestos, desde entonces, se descarga como una pasada losa sobre las espaldas de portugueses, griegos, chipriotas, irlandeses y españoles-, que si Dios no se apiada de nuestros cuerpos y nuestras almas, y quienes están obligados no cooperan adecuadamente con Él, al menos esos cinco países –algunos más están al caer- se mantendrán en penuria hasta el año 2019.
Hay un misterio que no logro comprender; oigo y leo con mucha frecuencia que uno de los motivos que lastran nuestra economía es el costo salarial –en España hay sueldos de 5 euros la hora-. No lo entiendo; no entiendo que el mayor problema sean los salarios para que nuestras empresas funcionen bien, cuando en Alemania los salarios son más altos y, en comparación, las empresas alemanas funcionan a las mil maravillas. Tiene que ser otro el motivo: el señor Sanz, a punto de ser inhabilitado por malas prácticas en su calidad de ejecutivo bancario, recibe del banco Santander, en concepto de “indemnización” la nada desdeñable suma de 89.000.000 de euros. ¿No serán estas extendidas prácticas tan generalmente usadas las que lastren la economía nacional? ¿No serán las exageradas prebendas que reciben los políticos, lo que lasten la economía nacional? ¿No será el egoísmo del Capitalismo quien este lastrando la economía nacional? ¿No será la estupidez del ministro de Hacienda, con su interpretación impositiva quien esté lastrando la economía nacional? Pues, eso.
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