No es necesario que nos lo digan los indicadores mundiales
de la Economía; no necesitamos que nos lo digan los indicadores nacionales; y,
ni siquiera necesitamos que nos lo diga el presidente del gobierno, señor
Rajoy, o los ministros, de Guindos y Montoro, porque es algo que, como la nube
de plución, flota sobre nuestras cabezas: la crisis; la crisis negativa que ha
estado jorobándonos durante los últimos años, esta finiquitada; RIP; difunta
total. No; no han crecido desmesuradamente las exportaciones por labor especial
de la oficialidad gobernante ¡eso, nunca!; ni por que el BCE nos haya
prohijado, llenándonos, como buen padre, los bolsillos con billetes de
quinientos euros, como los que evadió el Pujol de turno en bancos andorranos;
tampoco es ese el motivo que ha hecho cambiar los malos vientos de nuestra
desgracia; no es que todos los ricos mundiales hayan decidido venir cargados de
billetes de gran tamaño a hacer turismo en nuestra Patria para visitar nuestras
playas, montañas, lagos, llanuras, castillos, catedrales, conventos, plazas de
toros, y el Santiago Bernabéu. ¡No! Y tampoco han venido en masa para ver los
“Sanfermines” en Pamplona; la Mascletá
valenciana por san José; los cerezos en flor del valle del Jerte; los
“castellets” en Cataluña y en las Baleares; ni para comer el bacalao al
“pil-pil” en Vizcaya; o el “pipirrana” en Murcia; no les ha llamado, aunque
debería haber sido, el buen queso manchego acompañado de buen vino de
Valdepeñas. Que no; que no ha sido por la afluencia del adinerado turismo, por
lo que nuestra economía va a dar el “triple salto mortal” sin red, carpado y
hacia adelante, por lo que, por fin, ha entrado la llave en la puerta y al
“clic” del pestillo, en breve, se abrirá la puerta por donde todos los
españoles saldremos de la crisis, al valle de la opulencia.
¿Qué…? ¡Una mica de paciencia! No me atosiguéis; todo a su
tiempo y con los pasos adecuados. Bueno; vale, ahí va la explicación del
inesperado cambio. Por supuesto que la industria y el comercio, en general,
salvo unas pocas excepciones, continúan en la UCI; tampoco es que a todos los
españoles nos haya tocado el “rasca” de la ONCE. Pero la cosa es muchísimo
mejor. Os cuento: las acciones robatorias de los políticos se han generalizado
de tal manera que ya, aunque no lo hayan querido hacer hasta ahora los jueces y
fiscales, ante el tremendo aluvión, amenazador de grandes desbordes, han
alcanzado a comprender que no tenían más remedio que ponerse a la tarea de
perseguir a sangre y fuego a todos esos cabrones que nos han estado robando
descaradamente durante muchos años y, para mayor mal, el producto de su
felonía, se lo han llevado al extranjero. Pues bien; ante el celo de la
justicia, los “presuntos” han sacado sus delictivas manazas de nuestros dineros
y, se las han metido en los bolsillos y, claro está, toda esa enorme cantidad
de millones de euros que ya no se llevara clandestinamente nadie, servirá para
invertir en nuestra hambrienta Industria; para apoyarla adecuadamente, como
suelen hacerlo los gobiernos serios de otros países, de cara al exterior, lo mismo
que al comercio en general y, como no, a los pobres autónomos y, todos, hombro
con hombro, con la buena compañía de las instituciones del Estado ya saneadas,
crecerá exponencialmente el empleo, para quienes quieran trabajar, vivan de su
honrado trabajo y para quienes tengan aspiraciones artísticas, después de haber
realizado las infraestructuras necesarias, dotarles con las subvenciones que
sean precisas.
Habrá tanto, que el problema será ¿qué se va a hacer con el
sobrante? Seguro que ese ha de ser el
padre de todos los problemas, que diría aquél.
¿Atención a los ancianos? ¿Inversión en investigación,
desarrollo e innovación? ¿Mejoras en la Sanidad? ¿Mejoras en las instalaciones académicas
(universidades)? ¿Máxima atención inversora para toda la Enseñanza? No hay
caso, alguien podría decir, contestando a esas preguntas; todo eso va incluido
en la previsión anterior de gastos. Quizá sería el momento… ese momento tan
esperado por los comunistas del “reparto”, frontispicio de su lucha de clases.
No, definitivamente no; si no vamos a tener problemas económicos ¿para que el
reparto, si todos los españoles vamos a vivir como los pujoles, o como José
Bono? Mejor sería que por turno riguroso, pero de amplio número de personas,
para que la cosa no se nos alargara demasiado, dicho sea sin retranca, se nos
fuera mandando a esos resorts, de todo
incluido, a los que suele ir el camaradoski Toxo y su mujer, o, en su defecto,
se nos premiara, por ser españoles o asimilados, con un reloj “Rolex” de oro de
ley (18 K), como el que luce el Camaradoski, señorito Méndez.
Exagerado, sí que soy un tantico exagerado pero, ¿no creéis
vosotros, mis queridos camaradas y amigos del alma que, si a todos los que se
lo han estado llevando a manos llenas, se les obligara a devolver todo lo
robado, nuestro futuro no sería mucho mejor?. Hay quien me asegura que si
empezando en el kilómetro cero, en la Puerta del sol de Madrid, se fueran
poniendo en perfecta hilera, billetes de quinientos euros de los robados por
los “presuntos” que a diario salen en los medios de comunicación, se podría
crear alrededor de la “Mama Pacha”, un cinturón de varias vueltas.
Pero, a pesar de los pesares aún hay gente que se conforma
con que devuelvan lo robado. Yo no lo veo así. La pena debería ser del volumen
del delito cometido. Robar al Estado, es robar a las personas que, a veces con
dificultad, quitando de gastos de primera necesidad, pagamos religiosamente los
impuestos; robar al Estado, es robar a los pensionistas; robar al Estado, es
robar a los parados y a los enfermos, y ese delito es tan grave que, solamente
la cadena perpetua, sin revisión, debería ser la sentencia que se les aplicara.
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