“¡Es ojo que todo lo ve!”. Eso es este sistema político,
para aquello que les beneficia a quienes lo manipulan de forma dictatorial, de
la peor especie. Da lo mismo el escalón gubernamental; sea el del gobierno
central; autonómico o municipal, el instinto es igual de predador para el
españolito de a pie. Estos tiranuelos del tres al cuarto, no gobiernan para
nosotros sino contra nosotros.
Hoy, escondida en una de las últimas hojas del periódico que
leo todas las mañanas, viene una noticia que, por si sola, da idea del
seguimiento feroz que se nos esta haciendo, en este caso, a los madrileños. Por
sentencia del Tribunal Supremo, al Ayuntamiento de Madrid se le concede la
potestad de mandar inspectores a inspeccionar nuestras basuras, para ver si
estamos llevando a cabo el reciclado de la manera que ha dictado la señora
Botella. Y, en el caso de que no hayamos hecho adecuadamente nuestros deberes,
seremos multados, con la cuantía económica que ¡se les ocurra!
Cuidado… todos quietos... El Gran Hermano, con su ojo que
todo lo ve, nos está vigilando. Liberté, Egalité, Fraternité... ¡¡que venga la Revolución
Francesa!! A ver si de esa forma alcanzamos la libertad que la Democracia, con
sus “libertades” nos está robando. Desde esta noche y, en adelante, antes de
sentarme en la taza del váter, miraré cuidadosamente en el fondo, no sea que
allí, un inspector de la Ordenanza de Limpieza de Espacios Públicos y Gestión
de Residuos, esté esperando a que vayan cayendo uno a uno, cada porción de mis
heces, para comprobar si su calidad y cantidad, están dentro de los parámetros
marcados por las ordenanzas municipales.
Pocas; muy pocas y pequeñas son las parcelas de libertad
que, aún, seguramente por olvido, nos permiten disfrutar. Estas son las cosas
que ocurren en una Nación, cuando triunfan los mediocres. Durante la guerra
-nuestra Guerra de Liberación- los mediocres, en aquellos momentos aún no
habían medrado, decían que a los pobres no les harían ricos; pero que a los
ricos si que les iban a hacer pobres. No se les dio tiempo, gracias a Dios,
para acabar la obra pero, aún así, en muchos casos, más que hacerles pobres,
les hicieron cadáveres.
Junto a la sentencia que favorecía al Ayuntamiento, el mismo
tribunal, dictó otra en su contra que pretendía, por orden municipal de
obligado cumplimiento que, cuando en Madrid se diera la circunstancia
meteorológica negativa, en forma de nevada, los vecinos deberían responsabilizarse
de la retirada de la nieve y del hielo, si lo hubiere. Esta vez, la Justicia,
no estuvo “distraída” como en el caso “Emperador” y, de forma justa, ha puesto
las cosas en su sitio.
Los madrileños, estamos observando cómo se puede llegar a ser alcaldesa,
sin tener más mérito que el de compartir “el Flex”, con el expresidente Aznar.
Y, para nuestra desgracia, y para la irreparable desgracia de cuatro familias,
también observamos que el edificio es demasiado importante para la escasa
categoría de las personas que allí, ejercen un poder extraviado hacia ninguna
parte lógica. En el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, ya no hay gente como
don Jesús Suevos; don José María Álvarez del Manzano…
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