Al menos por el momento, hoy, se han terminados las huelgas y manifestaciones en protesta contra los recortes en la Enseñanza, que el ministro Wert ha incluido en la nueva ley de Educación.
Lo que ha estado pasando en España estos tres días, alrededor da la ley que el ministro Wert ha determinado para, según su criterio, mejorar la anterior ley de Educación del gobierno socialista, que ha colocado a la enseñanza española en uno de los últimos puestos del ranking mundial, no ha sido una protesta espontánea, por una nueva ley del gobierno del PP, claramente injusta y perjudicial, porque recorta derechos adquiridos por profesores y alumnos; porque estén disponibles menos becas; porque los comedores en los colegios no funcionen; porque haya más alumnos en las aulas de los permitidos por la UE. ¡Ni mucho menos! La panoplia de vindicaciones que los líderes estudiantiles han estado agitando (como la coctelera de Perico Chicote), en su mayor parte, o son mentira, pura demagogia, o las airean, a pesar de que es necesario, desde un punto de vista lógico retocarlas, como por ejemplo, el acceso a las becas y la reducción de personal docente contratado. Los lideres estudiantiles (señoritos y señoritas (feos y mal encarados) en los umbrales de la treintena, alguno, desvergonzadamente profesionalizado, y otros con diez años empleados en una carrera universitaria, aun sin terminar) que mangonean políticamente, desde la más trasnochada extrema izquierda, un sindicato que agrupa a escolares de dos a diecisiete años –materia fácilmente maleable y moldeable- usando la propaganda añeja de la revolución rusa –“¡los estudiantes con los obreros! ¡Hay que quemar a los curas! ¡Contra la educación franquista!”- y, con esas armas, han conseguido, porque gilipollas en este país los hay para dar y tomar, involucrar a profesores y a algunas de las asociaciones de padres, muy proclives, por estar generalmente en manos del rojerío, UGT e IU. Estas huelgas y manifestaciones son el derecho al pataleo del rojerío, porque la derecha les ha mojado la oreja y eso, esos demócratas de mierda, no lo aceptan.
Espero que nadie crea que lo de estos tres días es un hecho aislado sin trascendencia; el interminable collar revolucionario se ha comenzado a enfilar, bola a bola, nudo a nudo y, cuando esté acabado, lo usaran sin piedad, con todos los que no pensemos como ellos, apretárnoslo en el cuello, a modo de dogal, hasta que se nos descuelgue la lengua y se nos escapen los ojos fuera de las cuencas. En breve, otra bola del collar: la Huelga General anunciada por Pili (Méndez) y Mili (Toxo); lo que con toda seguridad servirá para que crezca la productividad y se creen muchos puestos de trabajo.
Entre tanto, porque aun quedan personas sensatas, que usan la inteligencia en positivo, hay quienes se esfuerzan desde la empresa; en la universidad; o en su lugar de trabajo, para alcanzar un puesto importante para ellos y de importancia para para la sociedad. Quiera Dios que ellos, sean el contrafuerte que pare tanta degeneración.
Uno de los líderes ¿estudiantiles? Tohil Delgado, que dice tener una carrera universitaria (ni me importa ni lo pongo en duda), su compromiso principal es crear confusionismo en la perceptiva mente de criaturas, aun sin las suficientes defensas neuronales, sin más meta que su destrucción ética y moral. A él no le interesan la gente que sepa usar la inteligencia; él lo que quiere es ser el jefe de una manada de vagos holgazanes, sin otra meta que la de acogerse al botellón de los viernes y a la desbocada promiscuidad; que de sus consecuencias, ya habrá quien se cuide.
Lo que ha estado pasando en España estos tres días, alrededor da la ley que el ministro Wert ha determinado para, según su criterio, mejorar la anterior ley de Educación del gobierno socialista, que ha colocado a la enseñanza española en uno de los últimos puestos del ranking mundial, no ha sido una protesta espontánea, por una nueva ley del gobierno del PP, claramente injusta y perjudicial, porque recorta derechos adquiridos por profesores y alumnos; porque estén disponibles menos becas; porque los comedores en los colegios no funcionen; porque haya más alumnos en las aulas de los permitidos por la UE. ¡Ni mucho menos! La panoplia de vindicaciones que los líderes estudiantiles han estado agitando (como la coctelera de Perico Chicote), en su mayor parte, o son mentira, pura demagogia, o las airean, a pesar de que es necesario, desde un punto de vista lógico retocarlas, como por ejemplo, el acceso a las becas y la reducción de personal docente contratado. Los lideres estudiantiles (señoritos y señoritas (feos y mal encarados) en los umbrales de la treintena, alguno, desvergonzadamente profesionalizado, y otros con diez años empleados en una carrera universitaria, aun sin terminar) que mangonean políticamente, desde la más trasnochada extrema izquierda, un sindicato que agrupa a escolares de dos a diecisiete años –materia fácilmente maleable y moldeable- usando la propaganda añeja de la revolución rusa –“¡los estudiantes con los obreros! ¡Hay que quemar a los curas! ¡Contra la educación franquista!”- y, con esas armas, han conseguido, porque gilipollas en este país los hay para dar y tomar, involucrar a profesores y a algunas de las asociaciones de padres, muy proclives, por estar generalmente en manos del rojerío, UGT e IU. Estas huelgas y manifestaciones son el derecho al pataleo del rojerío, porque la derecha les ha mojado la oreja y eso, esos demócratas de mierda, no lo aceptan.
Espero que nadie crea que lo de estos tres días es un hecho aislado sin trascendencia; el interminable collar revolucionario se ha comenzado a enfilar, bola a bola, nudo a nudo y, cuando esté acabado, lo usaran sin piedad, con todos los que no pensemos como ellos, apretárnoslo en el cuello, a modo de dogal, hasta que se nos descuelgue la lengua y se nos escapen los ojos fuera de las cuencas. En breve, otra bola del collar: la Huelga General anunciada por Pili (Méndez) y Mili (Toxo); lo que con toda seguridad servirá para que crezca la productividad y se creen muchos puestos de trabajo.
Entre tanto, porque aun quedan personas sensatas, que usan la inteligencia en positivo, hay quienes se esfuerzan desde la empresa; en la universidad; o en su lugar de trabajo, para alcanzar un puesto importante para ellos y de importancia para para la sociedad. Quiera Dios que ellos, sean el contrafuerte que pare tanta degeneración.
Uno de los líderes ¿estudiantiles? Tohil Delgado, que dice tener una carrera universitaria (ni me importa ni lo pongo en duda), su compromiso principal es crear confusionismo en la perceptiva mente de criaturas, aun sin las suficientes defensas neuronales, sin más meta que su destrucción ética y moral. A él no le interesan la gente que sepa usar la inteligencia; él lo que quiere es ser el jefe de una manada de vagos holgazanes, sin otra meta que la de acogerse al botellón de los viernes y a la desbocada promiscuidad; que de sus consecuencias, ya habrá quien se cuide.
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