martes, 11 de septiembre de 2012

DOS SISTEMAS DIFERENTES.

De 1939 a 2012, España ha sido gobernada por dos sistemas políticos radicalmente diferentes. Hasta noviembre de 1975, por un gobierno de autoridad y, de ahí, hasta estos momentos en que me encuentro tecleando en el abecedario de mi ordenador, por un sistema político extraño que llaman Democracia.

La radical diferencia entre los dos sistemas, para un mismo fin, la gobernabilidad (no gobernanza) de los asuntos de España y de los españoles, es perfectamente contrastable, a nada que uno, aun de manera superficial, sin mayores esfuerzos científicos, pase la vista por como se hizo el recorrido hasta N-1975, y, de la misma manera, lo haga desde entonces hasta aquí. ¿Que fue lo que se logró? La rápida transformación de un país agrícola, a un país industrial, sin abandonar la agricultura; de una España empobrecida por una monarquía incompetente (siendo benévolo) y prácticamente aniquilada por las hordas rojas, a una España muy bien encaminada (con pleno empleo) hacia el nivel económico de los países desarrollados. Durante aquellos años vinieron a establecerse en nuestra patria infinidad de empresas extranjeras, incentivadas entre otras cosas por la seriedad, laboriosidad y disciplina laboral de los trabajadores. Se puede decir, sin faltar a la verdad, que fue en aquellos años cuando se “inventó” el turismo en España. Se mejoraron las carreteras haciendo más cómodo y rápido el transporte; se levantaron embalses, aprovechando sus saltos de agua para la creación de energía eléctrica; en cooperación con marcas extranjeras, se abrieron fábricas de camiones y coches; se edificaron grandes centros sanitarios en la mayoría de capitales de provincia; se mejoró el nivel académico de las universidades y de los universitarios; se crearon universidades laborales; los trabajadores, con los frutos de se trabajo, de manera casi generalizada, alcanzaron la bien ganada propiedad de sus hogares; se disfrutaron derechos, dados por el gobierno: trabajar siete días a la semana, cobrando el domingo sin trabajarlo; ayuda económica a las familias (los puntos); veraneo pagado; dos pagas extraordinarias (la del 18 de julio y la de Navidad); participación en los beneficios de la empresa; y, lo que creo que fue lo más importante: la transformación de muchos trabajadores por cuenta ajena, en prósperos industriales; de dependientes de comercio, a propietarios.

Aunque de manera anecdótica, por el momento, hay gente joven que se va a los pueblos buscando en el campo soluciones que, en las capitales, ni en la industria ni en el comercio encuentran; se marchan las empresas extranjeras, buscando nuevos asentamientos por la baja productividad de los trabajadores y la intransigente presión sindical; el nivel académico de las universidades es tan bajo (Zapatero es profesor de derecho), que permite que salgan universitarios, con sus carreras oficialmente terminadas, que apenas comprenden lo que leen y escriben con graves faltas de ortografía, aun siendo carreras de letras; los trabajadores, con el fruto de su trabajo, ya no pueden acceder a la propiedad de su hogar, ya que raspando tienen suficiente para comer. En muchas empresas se contrata, sin límite de horas y sin más pagas que las que corresponden a los doce meses del año, sin que las autoridades vean nada punible.

Lo único que desde, N-1975 ha prosperado, son el número de delincuentes y delitos cometidos; los pobres y la pobreza; los parados y el paro que no cesa; los establecimientos de compra y empeño; las prostitutas y prostitutos; los gitanos rumanos, que nos mandan desde toda Europa; los gilipollas que montan en bicicleta por las aceras; la rapiña de los banqueros y el número de politiquillos, desvergonzados trincones, que exponencialmente crece, amenazando con llevarse hasta los palos del sombrajo.

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