domingo, 11 de marzo de 2012

PODREDUMBRE.


El pasado día 2 de marzo, primer viernes del mes, un comerciante entrado en años, hincado de rodillas ante el veneradísimo Cristo de Medinaceli, le decía en oración quejica: “Dios mio ¿Por qué no me naciste chino? De haberme dado esa concesión, habría venido con la rapidez del rayo a España y ahora, en vez de tener que cerrar mi comercio por culpa de la competencia desleal del “Todo a Cien” del chino que se ha puesto a tres metro de mi tienda, yo sería el chino; que me habría hecho millonario, aunque para ello hubiera tenido que vivir en el establecimiento unos pocos años. O, si no era posible hacerme chino, por ser demasiado, al menos, gitano rumano, de los que se están enriqueciendo con el tema del cobre. No veas, Señor, que mansiones se están mandando construir en su tierra, parecen un castillo de película de Walt Disney. Bueno, tu, que eres omnipresente si lo habrás visto, Señor, en cambio yo, estoy a punto de que me desahucien de mi pisito del barrio de San Blas por no poderle pagar al banco la hipoteca”.

El buen hombre, después de sus rezos, apesadumbrado por su cuita, bajó caminando por la Carrera de San Jerónimo y al llegar al Paseo del Prado un niño, un rapaz de color, señalándole dijo: ¡Mamá, mamá; mira, un español; ese hombre es un español! Y al momento se formó un corro de indios, balcánicos, africanos, hispanoamericanos y filipinos que, haciendo gestos afirmativos con la cabeza no dejaban de afirmar, “si, si; es español”.

La politología es la ciencia que trata de estudiar el porqué de los comportamientos singularísimo de los políticos -de sus golfadas, choricerías, prevaricaciones, cohechos, trinques y demás desvergüenzas genéticas que les adorna- con inmunidad parlamentaria. Condición nacida para frenar los impulsos de los reyes, y que se ha venido exagerando hasta convertir dicha inmunidad en el antiguo derecho de pernada de los señores feudales. ¿No será llegado el momento de que al grito de “¡Fuenteovejuna!” los españoles cargásemos con la mayor de las ferocidades contra ellos, los políticos/as?

Ayer fue en Valencia o en Cataluña; más tarde fue en Castilla la Mancha o Extremadura; Galicia o Andalucía. Es igual, allá  por donde uno peregrine a lo largo y ancho de España, la podredumbre política todo lo llena del hedor de lo podrido; de la canalla, de la inmundicia humana.

A mí no me matan penas
mientras tenga el cuero sano.
Venga el sol en el verano.
Si este mundo es un infierno
¿por qué afligirse el cristiano?

Hoy, si alguien decente fuera a hacerse cargo de la presidencia del gobierno de España, para encontrar a las personas igualmente decentes, para conformar su equipo de ministros, tendría más dificultades que Napoleón Bonaparte cuando hubo que buscar las vírgenes que se necesitaron para su coronación.

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